Comentario de San Beda el Venerable
Vosotros sois linaje escogido. sacerdocio regio. Este
título honorífico fue dado en otro tiempo por Moisés al antiguo pueblo de Dios,
y ahora con toda razón lo da el apóstol Pedro a los gentiles, porque han creído
en Cristo, el cual, como piedra angular, ha reunido a todos los hombres para que
tengan parte en aquella salvación que era antes exclusiva del pueblo de Israel.
Los llama linaje escogido a causa de su fe, para
distinguirlos de aquellos otros que, al desechar al que es la piedra viva, se
han hecho ellos mismos dignos de ser desechados.
Los llama también sacerdocio regio, porque están
unidos al cuerpo de aquel que es el rey supremo y sacerdote verdadero, que, en
su calidad de rey, da el reino a los suyos y, en su calidad de pontífice, limpia
los pecados de ellos con la oblación de su propia sangre. Les da el nombre de
sacerdocio regio, para que no olviden la esperanza del reino perpetuo y la
obligación que tienen de ofrecer continuamente a Dios el sacrificio de una
conducta inmaculada.
Son llamados también nación santa y pueblo adquirido,
de conformidad con lo que dice el apóstol Pablo, explicando la afirmación del
profeta: «El justo vivirá por la fe, pero si vuelve atrás no pondré más en
él mi complacencia.» Nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su
perdición, sino hombres de fe que vamos hacia la salvación de nuestras almas.
Y dice también en los Hechos de los apóstoles: El Espíritu Santo os ha
constituido como pastores de la Iglesia de Dios. que él adquirió con la sangre
de su Hijo. Así, pues, por la sangre de nuestro Redentor hemos sido hechos
pueblo adquirido, como lo era en otro tiempo el pueblo de Israel,
redimido de Egipto por la sangre del cordero.
Por esto en el versículo siguiente, reflexionando también
sobre el sentido figurativo de la historia de Israel, enseña cómo obtiene su
perfecto cumplimiento en el nuevo pueblo de Dios, diciendo: Para proclamar
sus hazañas. Pues, del mismo modo que los israelitas, liberados por Moisés
de la esclavitud de Egipto, después del paso del mar Rojo y del hundimiento del
ejército del Faraón, cantaron al Señor un himno triunfal, también nosotros,
después de haber recibido en el bautismo el perdón de los pecados, debemos
tributar a Dios una digna acción de gracias por estos beneficios espirituales.
Porque los egipcios, que afligían al pueblo de Dios y que por
eso eran como un símbolo de las tinieblas y de la tribulación, significan
adecuadamente los pecados que nos perseguían, pero que fueron borrados por el
bautismo. También la liberación de los hijos de Israel y su conducción hacia la
patria en otro tiempo prometida, concuerda con el misterio de nuestra redención,
por la cual tendemos, mediante la iluminación y la guía de la gracia de Cristo,
hacia la luz de la morada celestial; de esta luz de la gracia era también
símbolo aquella nube y columna de fuego que durante todo el camino los defendió
de las tinieblas de la noche y los llevó, por un sendero inefable, hasta la
posesión de la tierra prometida
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