"La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
- «Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo".
¿Por qué le veían como el Gran Profeta a Jesús? ¿Por qué querían proclamarlo rey? No hace falta pensarlo mucho: por los signos que hacía: sanaba enfermos, multiplicaba el pan y los pescados, daba vista a los ciegos, resucitaba a los muertos ¿quién no quiere un rey así? Si con un rey así tenemos todo solucionado.
Cuando miramos la vida desde lo meramente humano siempre buscamos las soluciones rápidas y fáciles: que nos hagan las cosas y que nos den lo que queremos, es lo que más deseamos: una vida fácil y feliz. Pero cuando miramos nuestra propia vida nos encotramos con que la vida no es fácil ni feliz, y que nada nos traen hecho ni gratis, sino que todo cuesta, no sólo en dinero sino en esfuerzo, y, muchas veces, lo que conseguimos no es lo que desamos ni lo que queremos.
Si miramos un poco en profundidad estamos creando una generación que mira sólo lo humano y con ese mismo sentido: quiero tener lo que deseo y que sea ya, y si no me gusta lo tiro y busco algo mejor o, mejor dicho, pido algo mejor. Y dentro de esa generación estamos, también, nosotros pues no nos conformamos con lo que tenemos sino que siempre esperamos más y exigimos más, pero, muchas veces, no damos nada a cambio.
"Con doscientos denario no se puede comprar pan sufiiciente para tanta gente", dijo Felipe. "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero, ¿qué es eso para tantos?", dijo Andrés.
Cuando el Señor nos muestra una necesidad de la gente no es para que seamos nosotros quienes la cubramos o saciemos, sino que, por lo menos, seamos quienes busquen una solución y no otro problema, pero sabiendo que la solución no está en nuestras manos, sino que la disposición está en nuestras manos: "te entrego lo que tengo y lo que soy", nada más, para que hagas Tu Voluntad.
Si lo que somos y lo que tenemos lo miramos desde el Corazón de Jesús, vamos a descubrir que sólo Él puede hacer grandes cosas con lo poco y lo pequeño que soy, que yo no tengo ni la Gracia, ni la Fuerza ni el poder de modificar o purificarme para ser lo que sueño.
Y también hay otro aspecto que en este final de evangelio me llama la atención: "Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo".
¿Por que se fue solo? No quería que nadie se interpusiera entre Él y la Voluntad del Padre. A veces el aplauso del mundo puede hacernos perder el rumbo que el Padre quiere para nosotros. Las luces de la fama y de los aplausos pueden hacernos crecer en vanidad y soberbia y nos olvidamos que nuestra vida es del Padre, y por eso necesitamos la soledad de la oración, del encuentro con el Padre para volver a nuestra realidad, para no desviarnos de lo que el Padre quiere para mí.
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