domingo, 23 de agosto de 2015

Ser es una elección

"Josué habló al pueblo:
- «Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.»
Ser cristiano, católico, ateo, agnóstico o de cualquier otra religión no es una obligación, sino que es una elección. Ya en el Antiguo Testamento vemos que Dios en varias oportunidades le vuelve a repetir al Pueblo que tiene que elegir un Camino, porque, como nos lo vuelve a repetir Jesús, no se puede servir a dos dioses, porque amarás a uno y odiarás a otro.
Y ¿por qué Dios nos lo vuelve a repetir una y otra vez? Para que sepamos que cuando elegimos tenemos que ser conscientes de lo que optamos, y si optamos por algo ser coherentes con la elección que tomamos.
Así, en el Evangelio vemos cómo después que Jesús les habló del Pan de la Vida, la gente tuvo  esta reacción:
"En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
-«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Al tomar un Camino de Vida tenemos que medir las consecuencias de comenzar a recorrerlo. Para algunos, como en este caso, será algo difícil de aceptar y por eso, antes de comenzar decidieron abandonarlo. Pero otros, a pesar de ver que era difícil decidieron continuar caminando, a pesar de sus tropiezos y errores, pero una y otra vez volvieron a renovar la fidelidad al llamado.
"Entonces Jesús les dijo a los Doce:
- «¿También vosotros queréis marcharos?»
Simón Pedro le contestó:
- «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»
Es una de las más hermosas respuestas de Pedro, que el Señor quiere que meditemos para saber si pensamos lo mismo, si nos hemos dado cuenta que el Camino que Él nos presenta a recorrer es para alcanzar la vida eterna. Una vida eterna que vamos haciendo realidad en la vida terrena, porque desde el momento de nuestro bautismo no sólo somos ciudadanos en la tierra, sino que somos ciudadanos del Cielo, por eso nuestra vida es vida de hijos de Dios a semejanza de Jesús Nuestro Señor.
Sí, no es una vida cualquiera, es una vida en santidad, una vida en el Amor por el Cielo es Amor, y si aspiramos alcanzar el Cielo lo hemos de ir realizando en la tierra: "hágase Tu Voluntad en la tierra como en el Cielo", "Venga a nosotros Tu Reino", lo pedimos cada día, pero no es un pase de magia y cae sobre nosotros, es una decisión constante y cotidiana de vivir en fidelidad a la elección que hemos realizado.
Y luego de las palabras de Josué, el pueblo respondió:
- «¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!»

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