-«Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.
Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portales".
Muchas veces escuchamos que: "no se puede amar lo que no se conoce" y por eso no podemos amar a Dios sobre todas las cosas porque, quizás, aún no lo conocemos como deberíamos. Seguro que decimos que creemos en Él, que hemos recibido el bautismo y todo eso. Pero amarlo "con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas" y que no haya nada en nuestra vida sobre Él. A veces nos falta un poco.
Claro porque no siempre "tenemos tiempo" para dedicarle a Dios o más aún no siempre nos han hablado de Dios como Persona, como Padre, como Hijo, como a alguien que hay que conocer para poder amar. Nos hablando de lo que hizo, nos enseñaron de memoria los mandamientos, parte de su vida. Pero no nos han enseñado a dialogar con Él, a saber escucharlo en el silencio, a poder interpretar los signos de su Amor por nosotros. Y eso, porque tampoco hemos sabido conservar el recuerdo de un Dios Persona, de un Dios Amor.
En nuestra memoria, como le pedía el Señor al Pueblo de Israel, no hemos conservado, quizás, lo mejor de Dios y no lo hemos repetido a los hijos, a los que quisieran y necesitaran escucharlo. O hemos repetido frases sueltas, aprendidas de memoria. Y eso es muy diferente a cuando alguien habla de la persona amada, no hablo de memoria hablo de experiencia, hablo con pasión, con ganas, a tiempo y a destiempo como dice San Pablo.
Y fijaos que parece algo sin importancia pero es muy lindo lo que Dios le pide al Pueblo de Israel: que cuando lleguen a la tierra prometida, para no olvidarse de las maravillas que él hizo por ellos, puedan tener siempre presente su nombre, por eso eso que los escriban en muchos lados para que, por donde pasen y cuando se miren a sí mismos (las manos y la frente) vuelva a recordar a Su Dios.
Es lo que hacemos cuando amamos a alguien, llenamos nuestras vidas con sus fotos, con sus recuerdos. Y cuando nos peleamos con alguien comenzamos a romper todas sus fotos y recuerdos. Y, sobre todo, cuando amamos a alguien su fotos y su recuerdo son lo que nos motiva cada día, lo que nos anima, nos llena el corazón de pasión y deseos de volver a encontrarnos, y así cuando nos encontramos no nos parece perder el tiempo, sino que es aprovechar cada segundo para seguir cultivando nuestro amor.
Así tendría que ser nuestra relación con Dios, por que lo conocemos lo amamos, y por que lo amamos no podemos alejarnos de Él, porque Él es la fuente y el sentido de nuestra vida, y todo minuto que pasemos con Él es un minuto aprovechado, porque Su Amor se transmite a mi vida y mi vida se llena de Su Amor.
Sí, no nos falta fe, nos falta tiempo para enamorarnos del Amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.