Jesús le responde a Felipe: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?" En cierto modo era verdad Felipe no lo conocía a Jesús como el quería, tampoco podía entender todo lo que Jesús le decía y les enseñaba. Felipe creía que iba a ser fácil para Jesús mostrarle a Dios Padre, por que ese era el deseo de Felipe: conocer a Dios Padre para creer.
A 2000 años todavía quedamos algunos que no conocemos a Jesús a pesar de los años que llevamos llamándonos cristianos. Aún muchos de los que somos "muy cristianos" le pedimos cosas extrañas o buscamos otros caminos junto con el de Jesús. Muchos somos los que aún no confiamos en Su Palabra, salvo que la palabra diga lo que quiero escuchar. Muchos aún no lo buscamos por Quién es sino por los milagros que hace.
En realidad somos muchos los cristianos que no conocemos a Cristo, porque no hemos estado hablando con Él, porque no le dejamos tiempo para que Él nos hable, para poder comprender lo que nos dice y cómo nos lo dice y el por qué nos lo pide.
Nos hemos quedado con un Jesús de la infancia y no ha madurado nuestra fe junto con nuestra edad. Por eso llega un momento en que Jesús no es nadie para mí, o, por lo menos, es un recuerdo pasajero que lo traigo a mi memoria cada vez que necesito un consuelo o una ayuda. Jesús queda en nuestra vida adulta como aquellos ahorros que de niño guardé y en momentos de necesidad los voy a buscar, pero esos ahorros en algunos casos han perdido valor; en su momento era mucho dinero, pero ahora no alcanza ni para un caramelo.
No Señor, en realidad no te conozco. Tú has crecido conmigo, pero yo no he crecido contigo, porque fui buscando otros rostros, otras palabras, otros caminos. Tu Vida no fue parte de mi vida cuando necesitaba probar el mundo, cuando comencé a valerme por mí mismo ya no te necesité. No, no te conozco.
Y ¿quiero conocerte? Realmente es algo importante en mi vida conocerte como lo hicieron los apóstoles, como lo hicieron los santos que, con la Gracia de tu Espíritu, pudieron entregar su vida y vivir Tu Vida en sus vidas. ¿Quiero conocerte de tal manera que quiera seguir Tus pasos? ¿Quiero conocerte de tal modo que tu vida contagie mi vida y mi lleve a vivir como Tú la Voluntad del Padre de los Cielos? ¿Quiero conocerte tanto que la entrega de Tu Amor por mí me lleve a entregarme por Ti? ¿Quiero conocerte tanto que ya no pueda dejar de mirarme en Tí para alcanzar yo también la Vida por el Camino que Tú recorriste?
Él nos conoce, nos conoce tanto como el Padre nos conoce, y nos Ama tanto como el Padre nos ama. No dudemos en dejar que entre en nuestra vida y que juntos comencemos un camino de amistad, un camino de amor para que Su Amor se haga Vida en mí, y mi vida se haga amor para los que me rodean.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.