Cada vez que llega este evangelio a la liturgia del día me es imposible no prestarle atención, porque el diálogo entre Jesús y Pedro es realmente, para mí, algo maravilloso. Que Jesús te pregunte directamente si le amas, pero no sólo una vez sino tres, es que realmente necesita, no comprobar nuestro amor pues lo sabe, sino que se nos queden grabadas las palabras que utilizamos para responder. Porque cuando hacemos explícito un deseo o una declaración nuestras palabras atan nuestra vida a lo que hemos dicho (o, por lo menos tendría que ser así)
En este diálogo de amor podemos descubrir que la relación con Jesús, nuestra vida cristiana, no es simplemente un conocer normas y reglamentos, sino que es una relación de amor, pero de un amor de pertenencia, de entrega. Aunque hoy día cuando hablamos de amor no pensemos en la pertenencia de mi vida al de mi amado, pero es así: le entrego mi vida para que él la perfeccione, así como él entrega su vida en mis manos para que yo la complete y perfeccione.
Es un amor esponsal, nos unimos y nos atamos uno al otro para vivir un mismo ideal, para recorrer un mismo camino, para alcanzar una misma meta, para acompañarnos y ayudarnos, para sostenernos y cobijarnos, para alentarnos.
No es un amor cualquiera. No es una relación cualquiera, porque no a cualquiera a le entrego mi vida, no con cualquiera me uno para alcanzar una meta, para lograr un ideal. No a cualquiera le confío mis temores, mis secretos, mis dudas, mis alegría y penas, mis lágrimas y risas, mis oscuridades y mis luces.
Jesús nos dio su Vida para que nosotros tuviéramos vida en abundancia, y por eso nos llama a vivir un amor de pertenencia con él, pues no se puede permanecer en el Amor de Dios, si no estamos unidos a Dios. No podemos estar unidos a Dios y no ser Fieles a Su Palabra. No podemos ser Fieles a Su Palabra si no vivimos Su Voluntad. No puedo decir ¡Te amo! y no estar con el amado, y no estar junto a Él. No puedo decir ¡Te amor! y seguir mi vida viviendo mi propia voluntad, mis propios mandamientos.
Es Él quien primero nos ha amado, porque es Él quien primero nos ha dado la vida para poder amarnos, por eso Él nos pregunta en la intimidad del corazón: "¿me amas más que éstos?" Porque si nuestro amor no es más grande que el de los demás hombres, porque si no lo amamos más que a nuestra propia vida no tendremos el deseo de seguirlo, no tendremos la disponibilidad de "renunciar a nosotros mismos" para hacer Su Voluntad. Por que si no lo amamos más que al mundo tendremos nuestro corazón dividido y queremos hacer la vida del mundo pero que también Él nos ame.
O me amas o no me amas, o estas conmigo o contra mí, o recoges conmigo o desparramas. Que tu Sí sea Sí y que tu No sea No, se frío o caliente pues a los tibios los vomitaré de mi boca. Son todas palabras de Jesús, pues no quiere medios amores, quiere que nuestra entrega de amor sea plena y total, porque lo que Él nos ha dado vale más que todo lo que podemos considerar valioso en el mundo, como dice Pablo: todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.