Comenzamos la última semana del tiempo litúrgico y nos acercamos a la Fiesta de Jesucristo Rey del Universo, para luego comenzar el tiempo del Adviento, la espera del Mesías. Son semanas en las que la liturgia nos seguirá presentando el final de los tiempos y nos llamará a un examen acerca de cómo hemos vivido este año y de nuestro fidelidad al Señor.
Y para comenzar, el Apocalipsis nos pone frente a un examen muy difícil, pues es dura la acusación que el Señor hace.
"Eres tenaz, has sufrido por mi y no te has rendido a la fatiga; pero tengo en contra tuya que has abandonado el amor primero. Recuerda de dónde has caldo, arrepiéntete y vuelve a proceder como antes."
Fijaos que primero el Señor hace referencia a ojos humanos, una vida ejemplar: la tenacidad y la entrega en el sufrimiento, algo loable y que nos parece que es lo mejor que podemos hacer en nuestra vida de fe. Pero es que muchas veces lo hacemos por orgullo o vanidad, sin poner en eso lo mejor de nosotros.
Y, por eso, el Señor le recrimina: "pero tengo en contra tuya que has abandonado el amor primero", es decir has abandonado el sentido, lo esencial de todo. Te has quedado con las obras y has perdido el amor.
Y, ¿por qué se pierde "el amor primero"? Porque nos alejamos de lo esencial, nos alejamos de Aquél que es el Amor Primero, y hacemos las cosas por costumbre, por rutina, porque siempre lo hicimos, y, también por orgullo o vanidad. Por eso lo que hacemos va perdiendo el fuego del principio, y al perder el fuego del Amor no produce los frutos que el Señor quiere, ni frutos para mi alma, ni frutos para los demás.
E insiste: "recuerda de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a proceder como antes". Es decir ¿por qué comenzaste a vivir la fe? ¿Porqué encontraste en el Señor el sentido de tu vida? ¿Por qué aceptaste su amor, por qué te dejaste seducir por el Amor de Dios? Volver al origen, a la fuente de agua viva en la cual recibías toda la gracia y la fortaleza para alcanzar la plenitud de la Vida.
Porque muchas veces, cuando nos sentimos bien, cuando vemos que todo marcha bien en nuestras vidas, creemos que podemos seguir sin acercarnos a la Fuente de la Vida, a la Vida que nos dio vida, al Amor que encendió nuestro amor, y por eso, con el tiempo se va apagando la pasión del Amor Primero, y seguimos haciendo las mismas cosas pero por costumbre, hasta que un día sin saber por qué lo hago deje de hacer, deje de amar y busque otro camino, pero será otro camino y no el Camino.
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