sábado, 29 de noviembre de 2014

No embotes tu corazón y mente

El Evangelio de hoy es muy cortito pero nos dice las cosas muy claras:
-«Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneos en pie ante el Hijo del hombre.»
Claro que al ser el último sábado del tiempo ordinario nos presenta ya como inminente la llegada del Señor, el tiempo final. Pero, a pesar de ser tan apocalíptico nos sirve para cada día, porque cada día es el día final, pues no habrá otro día como este día, y no podré volver atrás el calendario para que este día vuelva a suceder, por lo tanto, al comenzar este día tengo que pensar que no tendré otra oportunidad para vivir este día.
Por eso el estar atento y vigilante, no dejarnos agobiar, ni embotar nuestra mente y corazón, es algo para tener muy en cuenta, dado que hoy por hoy, cualquier cosa que no esté dentro de nuestro programa o gustos, nos embota o agobia enseguida. O, en otras casos, también está muy a la moda embotarnos con la bebida. Es algo muy corriente, sobre todo en adolescentes y jóvenes, el dedicarse a la bebida, quizás como un juego, como un querer ser mayores, pero van perdiéndose lo mejor de la diversión, lo mejor de la vida.
Pero también hay otras cosas que no nos dejan pensar con claridad, pues hoy nos embotamos con mucho trabajo, con muchas actividades. Ocupamos tanto nuestra cabeza y nuestro corazón que no somos capaces de pensar, de razonar, vamos como una máquina haciendo cosas y más cosas, para que el día pase pronto y no me doy cuenta de lo que está pasando a mi alrededor.
¿Por qué? Puede haber varias causas. Una es que por estar tan preocupados por el tener, por el acumular para el futuro, por el tener una casa bien limpia y brillosa, por pensar que si no hago nada soy un vago/a... me lleno la vida de actividad, de trabajo, de fregar aquí y allá... Sin pensar que sólo tengo un día para ser Feliz, para disfrutar de los que tengo a mi lado, para buscar la Voluntad de Dios.
Y todo ello me lleva, muchas veces a sentir vacía mi vida, a descubrir que nada de lo que hago tiene sentido, porque lo hago ya por rutina, y ahora no me puedo escapar de esta rutina, porque sin ella parece que no soy nadie.
Por eso ¡para! Tómate un respiro, levanta la mira y pide la Luz para ver que tu vida tiene mucho sentido, que en tu vida hay muchas cosas, valores, personas; que tienes que buscar el sentido en La Palabra y pedir la fuerza del Espíritu para que tu vida no sea una rutina desenfrenada sin sentido, sino que todo lo que hagas sea para tu perfección en santidad, para realizar tu vida y disfrutar de lo que hagas.
Por eso no embotes tu corazón y tu mente, deja que el aire nuevo del Espíritu te despejen y puedas ver con claridad qué es lo que El Padre te está pidiendo para que puedas alcanzar la plenitud y la felicidad del día a día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.