¿Cuando es el día final? Ha sido una pregunta que siempre ha ocupado el pensamiento de todos los hombres. Pero Dios nos invita a no pensar en el día final, sino a poner todo nuestro ser en el día presente, en este día, pues este día termina esta noche. Y ¿cómo lo hemos vivido? ¿Hemos sido fiel en lo que se nos ha confiado? ¿Hemos trabajado para sacar provecho de los talentos que nos regalado? ¿En qué hemos invertido nuestro tiempo, nuestro cariño, nuestra fe, nuestra esperanza, nuestro amor?
Estos tiempos que vivimos nos enseñan a vivir pendientes del mañana, y a correr detrás de un futuro en el que no tengamos preocupaciones. Pero al correr detrás del futuro no voy teniendo tiempo para disfrutar del presente, se me van pasando muchas oportunidades de compartir, de disfrutar, de recibir. Voy como caballo de carrera, con los ojos casi tapados, viendo solo la línea de meta. En el camino solo pienso en dejar atrás a los que van a mi lado.
Pero, cuando llegue a la meta (si llego) habré disfrutado de la carrera?
"No os preocupéis por el mañana pues cada día tiene su propio afán" dice Jesús. Y cada día que termina es el fin, pues ese día ya no volverá ¿he sido fiel en este día? ¿He preguntado al Padre como vivir este día?
No nos preocupemos tantos por como hemos de vestir o que hemos de comer, ocupémonos de vivir en fidelidad a la voluntad del Padre, pues El nos ayudará a vivir el afán de cada día, El nos dará cada día la gracia necesaria para ser fiel a los talentos que nos ha dado para ese, y, sobre todo para que ese día de el fruto abundante que llene mi vida y la de los que están a mi lado.
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