Vivir, vivir como siempre;
vivir en siempre, y amar,
traspasado por el tiempo,
las cosas en su verdad.
Una luz única fluye,
siempre esta luz fluirá
dede el aroma y el árbol
de la encendida bondad. (Himno del Oficio)
vivir en siempre, y amar,
traspasado por el tiempo,
las cosas en su verdad.
Una luz única fluye,
siempre esta luz fluirá
dede el aroma y el árbol
de la encendida bondad. (Himno del Oficio)
Un deseo de Dios que San Pablo transmitió a los filipenses y nos dice hoy a nosotros:
"...manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.
No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás".
Vivir en siempre, y amar... considerando siempre superiores a los demás...
¡Qué cosas difíciles! Comenzar una nueva semana con metas altas es un buen comienzo, si pensar en lo difícil que puedan ser, sino en que cada meta me invita a crecer, que cada meta que Dios pone en mi vida no viene sin la Gracia suficiente para poder concretarla.
Así como el deportista que cada día se esfuerza un poco más, pero que para ello consume más energía para fortalecer sus músculos. Así el Padre nos invita cada día a elevar nuestras metas personales, a no quedarnos en que estamos bien siendo buenitos, sino en que elevemos nuestros ideales. Y, para que podamos alcanzarlos nos da las Gracias suficientes, que llegan al corazón luego de dar el primer paso en el camino indicado.
Además, cuando vivimos amando la vida se llena de luz, pues no hay lugar para la envidia, al rivalidad, el desencuentro. No hay lugar porque el amor invade todo de una manera tan grande que lo único que nos hace daño es no amar. Cuando el cansancio o el agobio nos invaden el desamor tiene lugar, y con él todo lo que nos pone tristes, lo que nos deja sin ganas y sin esperanzas.
Hoy es un día para volver a empezar. Un día para volver a decir que Sí al Dios de la Vida, al Dios del Amor, al Dios que me llama a vivir los Ideales más altas, y a recorrer el camino de la Santidad. Un Camino que llena el corazón de gozo y brillo. Un gozo que refleja la alegría de vivir en Dios, de vivir para Dios y de vivir con Dios, pues Dios llena mi vida con su alegría y con su Vida. Por eso cuando nos dejamos invadir por Dios nuestra vida cambia, nuestra mirada se transforma y nuestro rostro, como el rostro de Moisés al bajar del monte, refleja la Luz de la Vida que nos da el Señor.
Hoy es un día para volver a empezar, como cada día, volver a ser Fieles a la Vida que el Señor nos da con su propia Vida, para que tengamos Vida y demos Vida a nuestro paso, porque la vida nace y se fortalece con la luz del sol, y el Sol se enciende en nuestro corazones cuando nos abrimos al Amor y cuando, intentamos, vivir de Amor.
"...manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.
No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás".
Vivir en siempre, y amar... considerando siempre superiores a los demás...
¡Qué cosas difíciles! Comenzar una nueva semana con metas altas es un buen comienzo, si pensar en lo difícil que puedan ser, sino en que cada meta me invita a crecer, que cada meta que Dios pone en mi vida no viene sin la Gracia suficiente para poder concretarla.
Así como el deportista que cada día se esfuerza un poco más, pero que para ello consume más energía para fortalecer sus músculos. Así el Padre nos invita cada día a elevar nuestras metas personales, a no quedarnos en que estamos bien siendo buenitos, sino en que elevemos nuestros ideales. Y, para que podamos alcanzarlos nos da las Gracias suficientes, que llegan al corazón luego de dar el primer paso en el camino indicado.
Además, cuando vivimos amando la vida se llena de luz, pues no hay lugar para la envidia, al rivalidad, el desencuentro. No hay lugar porque el amor invade todo de una manera tan grande que lo único que nos hace daño es no amar. Cuando el cansancio o el agobio nos invaden el desamor tiene lugar, y con él todo lo que nos pone tristes, lo que nos deja sin ganas y sin esperanzas.
Hoy es un día para volver a empezar. Un día para volver a decir que Sí al Dios de la Vida, al Dios del Amor, al Dios que me llama a vivir los Ideales más altas, y a recorrer el camino de la Santidad. Un Camino que llena el corazón de gozo y brillo. Un gozo que refleja la alegría de vivir en Dios, de vivir para Dios y de vivir con Dios, pues Dios llena mi vida con su alegría y con su Vida. Por eso cuando nos dejamos invadir por Dios nuestra vida cambia, nuestra mirada se transforma y nuestro rostro, como el rostro de Moisés al bajar del monte, refleja la Luz de la Vida que nos da el Señor.
Hoy es un día para volver a empezar, como cada día, volver a ser Fieles a la Vida que el Señor nos da con su propia Vida, para que tengamos Vida y demos Vida a nuestro paso, porque la vida nace y se fortalece con la luz del sol, y el Sol se enciende en nuestro corazones cuando nos abrimos al Amor y cuando, intentamos, vivir de Amor.
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