"Entonces el diablo le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan».
Jesús le contestó:
«Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre"».
La tentación del "tener", si tengo mucho entonces soy más que otros, y no es así. Hoy en día todos estamos tentados en tener cada día más cosas: más casas, más dinero, más bienes, más salud, más juventud, más esto, más lo otro. Llenamos nuestras casas desde que somos pequeños (y sobre todo a los más pequeños) de tantas cosas que jamás terminamos de utilizar todo lo que tenemos. Y, lo peor, que ante tantas cosas siempre necesitamos trabajar más y así tenemos menos tiempo para estar juntos, para charlar, para compartir nuestro tiempo... Y lo que al final tenemos es vacío en nuestras vidas, en casas, en nuestras almas. Por eso el Señor nos hace ver que no es el tener lo que da sentido a nuestras vidas, sino el Ser lo que Dios quiere, Ser lo debemos Ser para alcanzarla plenitud en nuestras vidas. Y esa plenitud, la verdad de nuestras vidas la encontramos en la Palabra de Dios.
"Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto"».
El "apetito de poder" siempre será la mejor de la tentaciones. En estos tiempos que vivimos descubrimos cuántos quieren tener el poder en sus manos, aunque sea en una pequeña porción de algo: en la familia, en la pareja, en las amistades, y ni qué hablar en los grandes grupos de gentes, ya sea políticos, gubernamentales, etc. Si tengo un cargo lo tengo para alcanzar otro cargo más alto y no me importa a quien piso o no, o cómo llego. Pero también está, en este tiempo, el poder dominar al otro que piensa diferente porque sólo yo tengo el derecho de decir lo que pienso, tú no tienes derecho de decir lo que piensas, por que el poder de la libre expresión cayó en la degradación de no dejar pensar o expresar a los que piensan diferente.
Pero también el apetito de poder se da en los círculos más pequeños cuando no dejo a alguien hacer algo que es diferente a lo que yo venía haciendo, o a lo que yo creo que tengo como propiedad...
«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Ha dado ordenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con ninguna piedra"».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"».
La tentación del "providencialismo" dejar que Dios se encargue de todo y yo me quedo con los brazos cruzados. O, creyendo que Dios siempre es tan misericordioso y bueno que no importa lo que yo haga ¡total! Él me perdona siempre. O, lo que más comúnmente hacemos: querer obligar a Dios a hacer algo por medio de las cadenas de oración, de las ofrendas, de los "tratados comerciales" que hago con el Señor: si tú haces esto yo hago lo otro, te ofrezco tal cosa si tú haces lo que digo. ¿Acaso Dios ya no nos dió mucho en la Vida de su Hijo Único? ¿Acaso el Señor no nos enseñó el Camino para alcanzar la salvación y la vida?
Todas tentaciones que en la vida de cada uno siempre aparecen, tentaciones que, como vemos, siempre Satanás nos las presenta con alguna frase evangélica para que creamos que es algo bueno lo que estamos haciendo, pero no... no es tan bueno usar la Palabra de Dios para hacer lo que tengo ganas, sino para iluminar y fortalecer mi vida y poder levantarme y ser fuerte ante tanta oscuridad.
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