Hay mensajes que nos pide Dios que demos que no son los mejores, como le pasó a Jonás, que no quería ir a Nínive a anunciarles lo que vendría si no se convertían, pero al final, por pura iniciativa de Dios, llegó a Nínive y predicó el mensaje para su conversión, y los Ninivitas pudieron salvarse.
Y así nos sucede muchas veces, lo que Dios nos pide hacer o nos manda hacer no siempre es de nuestro gusto, pero Él sabe bien el por qué y el para qué, si lo aceptamos con todo nuestro ser y con amor obediente podremos lograr grandes frutos, quizás para nosotros mismos quizás para otros a quienes vaya dirigido el mensaje.
Todos somos instrumentos en las manos del Señor y todos pueden traernos un mensaje de parte de Dios, sólo hace falta que tengamos los oídos abiertos a su Voz para poder discernir y el espíritu fuerte para poder aceptar su Voluntad, aunque en un momentos, como Jonás, nos pongamos difíciles para aceptar pero que, al final, aceptemos Su Voluntad.
Porque, como decía Jesús en la parábola, el que hizo la Voluntad de Dios fue aquél que a pesar de decir primeramente No al Padre, después fue e hizo lo que le había pedido su Padre. No siempre la Voluntad de Dios es lo que quiero hacer, pero tengo que descubrir que es lo mejor que me puede pasar escuchar Su Voz.
Por eso mismo Jesús se enfadaba con los de su pueblo que conociendo las escrituras, sabiendo cómo actuaba Dios, habiendo estudiado a los profetas no lo reconocieran, no quisieran escuchar la Voz del Señor que venía por medio de Él, su Hijo.
"Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás".
Y no sólo es un enfado porque no le daban importancia a sus palabras, sino que además sentía dolor porque sabía que serían castigados por no querer escuchar. Así nos lo cuenta el evangelio cuando nos narra el momento en el que Jesús, sentado en el monte, mirando hacia Jerusalen, llorando decía: "quise cobijarte como la gallina a sus polluelos y tú no qusiste...".
No permitamos que nuestro creernos los mejores, nuestra vanidad, nuestra soberbia, nuestro egoísmo nos impida escuchar la Voz de Dios que viene por medio de nuestros hermanos para ayudarnos a vivir en el Camino de la Santidad, sino que abramos nuestro corazón y, con la ayuda del Espíritu, aprendamos a discernir y aceptar Su Voluntad.
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