jueves, 17 de mayo de 2018

Uno en la Verdad y el Amor

"En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró, Jesús diciendo:
«No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí".
La oración sacerdotal de Jesús en la Última Cena, tiene muchos conceptos que nos llevan a reflexionar sobre nuestra vida no sólo personal, sino también comunitaria, pues a partir de que en el Bautismo formamos parte de Su Cuerpo Místico, que es la iglesia, ya no podemos dejar de pensarnos como personas aisladas, sino parte de un Todo que es Su Cuerpo, la Iglesia.
Ese es el núcleo principal desde donde tenemos que partir para poner en marcha nuestra vida cristiana: todos formamos parte de un sólo Cuerpo y Cristo es nuestra Cabeza, y lo que Él nos manda es que "seamos Uno como Él y el Padre son uno" en el Amor y la Verdad. Es el signo por el cuál el mundo nos identificará como cristianos, como parte de un todo que es su Cuerpo, la Iglesia: que ellos sean uno en noosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
No es una opción a la que podemos optar o no, sino que es algo esencial a nuestra vida y a es una condición sin la cual no podemos ser parte del Todo que es Su Cuerpo, pues no podemos movernos según nuestro propio interés y deseo, sino que la unidad la logramos viviendo todos en un mismo Espíritu, siendo Fieles a la Voluntad de Dios y trabajando, diaria y continuamente, para vivir el Amor.
Pues la Unidad que Jesús nos pide vivir no es el amontamiento de personas con un mismo distintivo en el pecho, sino que la Unidad la conseguimos siendo Fieles a la Voluntad de Dios de vivir en la Verdad y el Amor, pues sólo la Verdad en Dios nos da la libertad necesaria para poder construir un Reino de personas que se Aman, pues sólo unidos en la Verdad podremos crecer en el Amor, y sólo con el Amor como base de nuestras relaciones entenderemos los cuestionamientos de la Verdad y podremos, cada día, convertir nuestro corazón y quitar de nosotros mismos el pecado que no nos deja ser lo que Dios quiere de nosotros, sino que nos lleva a las tinieblas del error, de la desunión y la mentira.
Así la constancia en el permanecer en Cristo es el mayor trabajo que tenemos cada día, pues sólo permanenciendo en Su Amor y Verdad podremos alcanzar la perfecta Unidad que nos lleva a la alegría completa.

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