Si nos detenemos hoy en la lectura de los Hechos de los Apóstoles, vamos a poder ver cómo el escritor señala, varias veces, cómo los apóstoles se dejaban conducir por el Espíritu Santo, por el Espíritu de Jesús. Tenían un total disponibilidad a los impulsos del Espíritu y por eso podían hacer grandes signos y prodigios que, a su vez, llegaban al corazón "de los que debían salvarse".
"Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio".
Apenas tuvo la visión, inmeditamente tratamos de salir... una frase que revela la total disponibilidad del apóstol para ser Fiel a la Voluntad de Dios, no hay en ellos ninguna atadura a nada para no dejarse llevar por la Voluntad de Dios.
Podríamos caer en el error de que como eran las primeras comundiades, como eran los primeros años del cristianismo entonces el Espíritu Santo tenía más fuerza que ahora. Y... claro... con el tiempo el Espíritu Santo ha dejado de tener fuerza. ¡No!
Con el tiempo nos hemos acostumbrado a no obedecer a la Voz del Padre que se manifiesta por el Espíritu. Con el tiempo nos hemos acostumbrado a que las cosas la hagan los demás y yo quedarme sentado esperando que me den todo servido. Con el tiempo nos hemos acostumbrado a que las cosas del mundo son más "lindas" que las cosas de Dios. Con el tiempo nos hemos acostumbrado a que no es necesario ser Fiel a la Voluntad de Dios, porque la misericordia de Dios nos salvará.
Con el tiempo... nos hemos hecho viejos y pesados y no tenemos el espíritu joven de un Hombre Nuevo que sabe que la Voluntad de Dios es el mejor Camino para alcanzar la Salvación. Nos hemos olvidado que al darle un Sí al Señor ha sido por que Él nos ha llamado para ser sus instrumentos para la construcción de un Mundo Nuevo.
Con el tiempo nos hemos "acomodado" a los valores del mundo y nos hemos olvidado de lo que un día habíamos visto como bueno y valioso. El polvo del mundo fue cubriendo el brillo de la perla que había encontrado, y dejé de buscar en el Cielo le Tesoro que Dios me había mostrado y me quedó escarbando en la tierra y fui tapando la belleza del Espíritu con los valores del mundo.
Hoy ya no nos interesa ser guerreros del Espíritu, sino que sólo nos importa "cumplir" para quedar tranquilos en conciencia y así hemos perdido la capacidad de cautivar con nuestras vidas, de mostrar al mundo la maravilla y la alegría de haber encontrado la perla preciosa y haber vendido, con todas las ganas, los bienes que teníamos para comprarla. Hemos dejado que el mundo nos conveza de que "como todos lo hacen" ha de estar bien, y me olvidé de lo que un día me cautivó y encendió mi corazón: el fuego del Espíritu Santo que sigue insistiendo y que aún espera de mí una respuesta generosa, porque aún sigue esperando que como los apóstoles pueda seguir encendiendo el fuego de la Buena Noticia en muchos corazones.
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