"Jesús les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Cuando preguntamos algo siempre obtenemos una respuesta, y, a veces, esa respuesta no nos gusta, pero la respuesta ya fue dada y tendremos que respetarla. Los fariseos quisieron ponerlo a prueba a Jesús pregúntandole por la ley del divorcio de Moisés, y Jesús salió con una respuesta que los dejó más que perplejos, pues no sólo les respondió lo que no querían escuchar, sino que erigió el matrimonio como un sacramento y, de este modo, con unas consecuencias concretas.
Y siempre, lamentablemente, han habido matrimonio que fracasan a los meses o a los años, y, hay otros matrimonios que no son válidos, pero eso es mucho más largo para ponerlo aquí en un breve reflexión.
Pero me quiero detener en el principio de la respuesta de Jesús a los fariseos, acerca de lo que le preguntaron, pues querían ver si Jesús iba a hablar en contra de Moisés, que, en definitiva era lo que ellos querían: que Jesús se pusiera en contra de Moisés y por eso comenzaron con un arguemento no falso, pero querían que llegar a una respuesta falsa.
Y Jesús, sabiendo qué es lo que pretendían les responde:
"por la dureza de vuestro corazón dejó Moisés este precepto". Y a eso quiero llegar: a la dureza de nuestro corazón, porque, muchas veces, vemos cómo hay gente que por tener dureza de corazón o por creerse los dueños de la verdad largan al aire propuestas o argumentos que otros se creen y comienza un reguero de comentarios que hacen daño. Algunos que, como buenos fariseos, se creen que lo saben todo "marcan" a la gente con determinados juicios pretendiendo salir ellos como los "mejores de la tierra", sin darse cuenta que esos argumentos luego se le vienen en contra, porque no han sabido descubrir la verdad y se han quedado sólo con la acidez de su corazón, sin llegar a probar el dulzor de la Bondad de Cristo.
¿Cuántas veces nos hemos hecho eco de comentarios que no sabíamos de dónde venían ni si eran ciertos? ¿Cuántas veces hemos creído que lo que los fariseos nos decían eran verdad y no fuimos a buscar la Verdad? ¿Cuántas veces nos convertimos en fariseos que buscan desautorizar a alguien por un comentario que han escuchado de otro fariseo?
Por eso Jesús le decía, en algún momento a los apóstoles: "tened cuidado con la levadura de los fariseos", pues esa levadura es falsa pues levanta pronto comentarios, que ellos no se hacen cargo, sin que hacen responsables a los que los transmitieron pero ellos no son capaces de decir yo fui el culpable de lanzar tal o cual comentario al aire.
"Tened cuidado de la palabra de los fariseos", buscad siempre la Verdad en Dios.
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