"Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo:
- «Atenienses, veo que sois en todo extremadamente religiosos. Porque, paseando y contemplando vuestros monumentos sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido".
Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo..."
Hoy vivimos en un areópago gigante, es decir, Pablo al llegar a Atenas observó la realidad y vio que había muchas imágenes de dioses griegos a los que se veneraba, pero había un lugar dedicado al "dios desconocido". Y hoy no estamos lejos de esa misma realidad, aunque el "dios desconocido" es conocido pero no se lo conoce totalmente.
¿Qué quiero decir? Que no tenemos mucha relación con nuestro Señor Jesucristo, que no confiamos plenamente en Nuestro Padre Celestial y por eso nos hemos construído otros dioses que, a diferencia de los griegos, los nuestro no tienen estatuas sino que son parte de la vida diaria: el trabajo, el dinero, los bienes materiales, el deporte, el cuerpo, y, cada uno creo que sabrá qué es lo que le absorbe la vida, el tiempo y por eso no puede dedicarse a vivir lo que el Verdadero Dios le está pidiendo.
Los dioses de hoy no nos dejan tiempo "para perder" con el Dios Verdadero:
- queremos que las oraciones sean rápidas y cortas
- queremos que las misas no duren más de media hora
- queremos que Dios no nos ponga límites con sus mandamientos
- queremos que Dios haga todo lo que le pedimos
- queremos....
- queremos construirnos nuestro propio Dios pero que nos de todo lo que el Verdadero Dios ha prometido, pero sin vivir lo que Él nos pide.
Por eso, hoy como lo hizo Pablo en el aerópago, tenemos que volver a mostrar el rostro del Dios que conocemos pero que es un perfecto descnoocido en nuestras vidas. Y no podemos hacerlo con palabras que sólo sean sentimientos hermosos, sino con la Verdadera Palabra que es Su Palabra. Pero tenemos que dejar que esta Palabra se haga vida en nosotros, para que nuestra vida sea el testimonio claro de que Su Palabra es Vida para nosotros y que "perder el tiempo" con este Dios Vivo y Verdadero nos da vida y Vida en abundancia.
Partimos con la base que, como a Pablo, muchos no nos creerán, pero primero tenemos que creer nosotros que la Palabra de Dios es Vida y así mostraremos el Camino que conduce a Ella, sin miedos y sin temores de ser verdaderos apóstoles de Cristo.
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