viernes, 4 de mayo de 2018

No olvidar lo esencial

"Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables..."
Si leemos esta frase fuera del contexto de los Hechos de los apóstoles, podemos llegar a comprender muchas cosas, pero hay algo que es fundamental: de dónde nace esta resputa de los apóstoles a las comundiades. Nace de una primera discusión entre los cristianos venidos del judaísmo y los venidos del paganismo, y eso se veía reflejado entre Pedro y Pablo, era todo el tema de la circuncisión, si había que hacérsela a los paganos para que fueran cristianos o no.
Pero aparte del tema lo importante es cómo se resuelve una discusión entre los que intentamos vivir en la Verdad de Cristo: se reunieron, invocaron al Espíritu Santo y se dejaron iluminar por Él, así llegaron a una hermosa conclusión para el bien de las almas que eran llamadas por el Señor. Por eso la carta que enviaron a las Comundiades comenzaba diciendo: "hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros..."
Y ¿qué nos ofrece esta carta? Primero entender que no hay nada que no se pueda resolver si hay disposición de corazón para llegar a ello. Hay que aprender a dialogar y, por eso, saber escuchar las diferencias y experiencias de cada uno. Pero, sobre todo, cuando las discusiones se dan entre cristianos, como dice Jesús, primero hay que renunciar a nosotros mismos y pedir la ayuda del Espíritu Santo para que nos ilumine y nos ayude a comprender cual es al Voluntad de Dios en tal o cual asunto.
Muchas veces hay divisiones en las familias, entre los amigos, en las comunidades cristianas que se dan porque hay gente que no confía en otra, que no tienen los mismos criterios, que buscan fines diferentes, pero nunca tuvieron el valor de "renunciar a sí mismos" y pedir al Espíritu Santo que los ayude a encontrar Caminos de reconciliación, Caminos que ayuden a la Comunión Verdadera, que sólo se da cuando buscamos la Voluntad de Dios iluminados por el Espíritu Santo.
Porque, en todo esto tenemos que recordar, también, algo que es esencial:
"No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros".
La Obra de la Salvación no es nuestra, hemos sido llamados para trabajar en la Obra pero el que nos ha elegido y llamado es el Señor, y por eso debemos buscar siempre Su Voluntad y no la nuestra, y, sobre todo, viviendo Su Mandamiento: que os améis unos a otros.
No lo olvidemos.

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