lunes, 30 de noviembre de 2015

Un ¡Sí! a su llamado, para mi vida y para los demás

Me parece algo muy hermoso comenzar el Tiempo de Adviento con la Fiesta de San Andrés, con estas hermosas lecturas que nos presenta la liturgia de hoy. Sí, porque nos hacen pensar en nuestro llamado, en nuestra vocación, en lo que Dios quiere de nosotros, no sólo para nosotros mismos sino como misión, como don para los demás.
"Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: « ¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!»
San Pablo es quien se hace esta pregunta y es nos la hace a nosotros también, por que no somos buenos predicadores del mensaje de Salvación, porque no hablamos de lo que creemos, porque no transmitimos lo que nos da Vida. Y me encanta la  frase que toma de la Escritura: "¡qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!". Esos son nuestros pies, porque todos sabemos escuchar y distinguimos el caminar de aquellos que nos traen buenas noticias, porque son aquellos que nos aman, que nos quieren, y hasta conocemos sus pisadas, su manera de caminar.
Si, como Andrés y los apóstoles respondemos rápidamente y sin titubeos al mensaje de Jesús, es porque hemos descubierto "la perla preciosa", "el tesoro escondido" en Su Palabra y dejamos todo para seguirlo.
Y eso es lo que nos pide hoy Jesús: dejar todo para seguirlo, ¿estoy dispuesto?
Creo que no, no estamos preparados para dejar todo por un mensaje que no me dice nada, por una persona que no me es interesante. Dejar todo por una vida que me parece sosa y que encima tiene un montón de prohibiciones, no es lo más atractivo. Dejar todo lo que estoy viviendo y haciendo simplemente por que alguien dijo mi nombre y llenó mi corazón con un sentimiento de esperanza, de vida nueva, con deseos tan grandes que no caben en mi corazón? No, no creo que pueda dejar todo para seguirlo.
Es cierto, hoy tenemos la mente muy embotada con otros proyectos, con otros planes, con otros sentimientos que sacuden más mi corazón y me parece que me hacen más feliz.
Vivimos en el tiempo de satisfacer otras necesidades que nos embotan no sólo la mente, sino también el corazón, porque son necesidades de piel, que me hacen sentir pero solamente el tiempo que existen, después pasan y tengo que volver a encontrar otras.
Mira, no dejes que tu piel oscurezca la Luz del Mensaje de Jesús, no dejes que tu piel te lleve a no aceptar el llamado de Jesús, sino deja que Su Voz penetre tu piel y llegue hasta tu corazón y tu mente, como lo hizo con Andrés y los demás, porque sólo cuando realmente oigas Su Voz, no podrás, como ellos decirle que no, pues su Voz no sólo te habla sino que, también, te cubre, fortalece y enciende con el fuego de Su Espíritu para que puedas dar el ¡Sí! que tu alma necesita para encontrar el Camino que te conduzca a la Vida, y así pueda anunciarla a aquellos que la buscan y la necesitan.

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