Último día del Tiempo Ordinario, en la liturgia de la Iglesia, y en el último día terminan las profecías y llega una hermosa advertencia de Jesús:
«Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»
"No se os embote la mente", hoy Jesús podría agregar un montón de cosas, situaciones y vicios que en aquella época no había, pero sería una lista interminable de ejemplos, pero nos tenemos que quedar con lo más importante que es que quiere que tengamos la mente despejada y el corazón puesto en Su Palabra.
Una mente despejada para poder pensar con claridad, por que en tiempos difíciles y oscuros se necesita mucha claridad para poder discernir qué pasos dar, hacia dónde caminar y que actitud tomar. Los malos momentos, las situaciones angustiosas no pueden dominar nuestra manera de actuar, de pensar, de vivir porque podríamos dar malos pasos y caer en lugares donde nunca hubiéramos querido estar. Si la oscuridad o el agobio nos asustan podemos comenzar a correr sin pensar y correr riesgos que no son necesarios, si nos detenemos y no dejamos que el miedo nos nuble la mente podemos discernir por dónde ir o a quién acudir.
Y, si además pensar con claridad la Luz de la Fe ilumina nuestra mente podemos, primeramente, no dejarnos atrapar por el temor de lo que nos suceda, sino que la confianza en el Señor nos ayudará a calmarnos y tomar las decisiones más adecuadas.
Las prisas, las crisis, los temores, la oscuridad nos obligan muchas veces a no pensar, a no recordar las Palabras del Señor y por escapar de una situación nos metemos en una peor.
"Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre", la cercanía a Jesús nos da la fuerza para hacer frente a todo lo que nos atemoriza o nubla nuestro discernimiento, no dejemos que eso suceda porque somos Luz del mundo y la luz tiene que brillar para que los demás puedan ver el Camino.
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