miércoles, 18 de noviembre de 2015

Cristianos practicantes

"Os digo: 'Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.'
Cuando el Señor nos invitó a seguirle no lo hizo para que simplemente estemos detrás de Él, sino que "como el Padre lo envió a Él", Él quería enviarnos a nosotros para llevar a los hombres la Buena Noticia de la Salvación. Al momento de responder que Sí, que queremos seguirlo, nos ha dado los dones necesarios para llevar a cabo nuestra misión: son nuestros talentos, nuestros dones, cada uno según la misión recibida.
Pero, a la otra de ponerlos en práctica no todos hacen lo que Él quiere, sino que nos quedamos holgazaneando con nuestras vidas. No se refiere Jesús a que seamos holgazanes porque no trabajamos o porque nos quedamos todo el día sentados en un sofá (cosa que también puede ser) sino a que no usamos los dones que el Padre nos dio para llevar a cabo Su Voluntad.
Muchas veces nos quedamos con que tenemos muchas cosas que hacer, antes que hacer la cosas de Dios, que para eso hay otros que puedan hacerlas, y por eso nos ocupamos de otras cosas "más necesarias".
Así, lo primero que va desapareciendo de la vida es el don de la Fe, por que no usamos la Fe para creer, para escuchar, para obedecer a Dios, sino que lo dejamos de lado y hacemos, simplemente, lo que se nos antoja. Así nos vamos tornando mundanos, a pesar de que tengamos actos religiosos, pero lo importante no es que hagamos alguna cosa religiosa sino que vivamos religiosamente nuestra vida.
A veces escuchamos que se dice: "yo soy católico pero no practico", refiriéndose la gente a que no va a misa o reza mucho, pero en su vida "practica" los consejos evangélicos, es decir vive como  Cristo nos pide. En cambio, otros que son "muy practicantes" pero que al salir de la Iglesia se dedican a practicar su propia voluntad, esos ya no son cristianos porque  no hacen la Voluntad de Dios.
Ahora si volvemos a leer el pasaje de la primera lectura, aunque nos parezca muy duro de leer, pero vemos cómo la madre de los siete Macabeos no sólo practicó sino que supo transmitir el amor a Dios por encima de todas las cosas, sobre todo de la propia vida. Dios para ella, como para sus hijos, era el fundamento y el sentido de sus vidas, y no podían reemplazarlo por las leyes de un tirano emperador, antes prefirieron morir a dejarse llenar de oro y de placeres mundanos.
Cuando realmente reconocemos los Dones que el Señor nos ha dado, y aceptamos seguirlo, aceptamos con todas las condiciones y ponemos en juego todo lo que Él nos ha dado, desde el más pequeños de los dones hasta la propia vida.

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