Dar. Darnos. Darse.
Tanto en la primera lectura como en el evangelio se nos presentan dos situaciones muy duras y difíciles. La Palabra de Dios lleva al extremo la situación de cada una de las viudas, sobre todo en la viuda de Sarepta. Elías llega a su casa y le pide de comer, sabiendo que ya no le quedaba nada y que se preparaba a morir de hambre junto a su hijo. Pero ella hace lo que el Profeta le pide y Dios la colma de bendiciones, pues a partir de ese momento siempre tendrá suficiente.
En el evangelio no nos habla de la situación de la viuda, sino que la compara con los que más tienen. "Ella ha dado de lo que tenía, en cambio los demás de lo que les sobra".
Sería un error si solamente pensáramos estos pasajes en términos de dinero, de dar comida. Podría ser si a alguno nos lo pide el Señor. Pero me parece que la sugerencia de Dios va más allá, como siempre.
Es más profundo el tema cuando lo pensamos desde nuestro corazón: ¿cómo nos entregamos a Dios? ¿Estamos dispuestos a hacer lo que Él nos diga? ¿Si Él nos dio su Vida para que nosotros tuviéramos vida, podremos nosotros entregar nuestra vida para dar vida?
Hoy vemos en las nuevas generaciones que no se está por la misión de entregar la vida, ni en el matrimonio, ni en la vida consagrada, ni en la vida sacerdotal. Como para poner los límites extremos de entrega. Hoy queremos "aprovechar" los momentos de felicidad, de gozo de la vida, pero no estamos por entregarnos a un proyecto de toda la vida.
Vamos creciendo en un círculo vicioso que hace que nuestro egoísmo vaya encontrando, cada día, más argumentos para quedarnos encerrados en nosotros mismos. Encerrados para no mirar la realidad que me exige una entrega, un compromiso para realizar un cambio en la sociedad. Por eso me conformo con dar de lo que me sobra: tiempo, dinero ropa, para, en algunos casos ayudar a los demás. Pero que no me pidan nada más, es como que dando algo me digo: ya estás haciendo mucho, porque hay gente que ni siquiera hace eso, y anestesio mi conciencia sabiendo que aún puedo dar mucho más de mi vida.
La viuda de Sarepta le decía a Elías que sólo tenía un trozo de pan y que con eso esperaba ya morir, y Dios, por medio de Elías, le pide algo más: creer en Su Palabra, creer en la Providencia, que si Dios me pide que de más de mí, Él me dará todo lo necesario para que ya no me falta nada para tener Vida, que ya no me falte nada para ser Fiel a la Vida.
No permitamos que el egoísmo reinante nos encierre en nosotros mismos, y no podamos entregar nuestra vida para el bien de los demás. Dejemos que la entrega de Jesús por nosotros nos anime a darnos nosotros a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.