"Pero hubo muchos israelitas que resistieron, haciendo el firme propósito de no comer alimentos impuros; prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos y profanar la alianza santa. Y murieron. Una cólera terrible se abatió sobre Israel".
Perseverar ante las tentaciones, perseverar ante las persecuciones, perseverar en todo tiempo es un camino difícil, pero es el mejor de los caminos por que es el que nos lleva al destino que hemos elegido, sea cual sea. La perseverancia es una virtud que se alcanza con mucho esfuerzo y con mucha Gracia, o con mucha Gracia y con esfuerzo, depende el camino que se haya elegido.
Si hemos elegido un camino terrenal y humano, no necesitaremos la Gracia para perseverar en el pues no es un llamado de Dios, sino que es simplemente un camino más. Pero cuando hemos elegido el Camino que Jesús nos ha llamado a recorrer, para perseverar en ese Camino es Él quien se compromete a darnos Su Gracia si permanecemos Fieles, pues lo que nos invita a recorrer es algo que va más allá de los deseos humanos.
Cuando nos hemos decidido a vivir el Camino de la Santidad siempre nos vamos a encontrar con caminos que se cruzan, con desvíos alternativos, con piedras, con situaciones que nos digan ¡no sigas por ahí eso no te conduce a ningún sitio! ¡pero tú quien te crees que eres, no puedes ser santo! Y tantas otras cosas más que no puedo escribirlas aquí.
Por eso en el Camino de ls Santidad tenemos que tener en cuenta que la perseverancia, la Fidelidad no sólo se consigue con fuerza de voluntad, sino que se conquista con una constante vida sacramental. Los sacramentos que el Señor nos ha dejado son los instrumentos necesarios para alcanzar la Gracia que Él tiene preparada para que nuestro caminar en santidad sea ágil y constante, a pesar de los tropiezos y caídas que podamos tener. Por que Él siempre estará a nuestra vera para sostenernos, alentarnos, ayudarnos a levantar y, sobre todo, seguir adelante.
Hoy la mayoría de nosotros no sufre las persecuciones religiosas que se sufren en otros países, no nos ponen un arma, un cuchillo o cualquier otra cosas en nuestras cabezas y nos amenazan con quitarnos la vida, pero sí vemos el testimonio de tantos hermanos nuestros que en esa situación perseveran y, aunque les quiten la vida, conservan la fe porque esa es la razón de sus vidas. Son ellos quienes hoy nos ayudan a seguir, son ellos quienes hoy nos piden perseverar para que la sangre derramado por esos mártires no sea en vano, sino que sea el abono para que las nuevas semillas de cristianismo nazcan con más fuerzas sobre nuestro mundo.
No dudemos de Quién nos ha llamado por que Él siempre se mantendrá Fiel a Su Palabra y a Su Promesa, como San Pedro cuando vio moverse las aguas bajo sus pies y clamó al Señor ¡Sálvame! estiremos nuestras manos hacia Él para que en todo momentos seamos sostenidos y fortalecidos por su Gracia para que podamos seguir caminando firmes en este mar en tempestad.
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