La Palabra de Dios nos hace hoy una hermosa definición de la Sabiduría de Dios, algo que, como una presentación de marketing, nos da ganas de poder poseerla en el momento. Y, realmente, es hermoso poder saber que los hijos de Dios podemos llegar a alcanzar esa sabiduría en cuanto nos disponemos a ser Fieles al Señor, porque no la alcanzamos simplemente por querer, pues en el orden divino "querer" no es poder, sino que para poder alcanzar primero debemos disponernos a ser Fieles a la Voluntad de Dios.
Todos los hombres deseamos la sabiduría pues nos dará la luz necesaria para poder dominarnos y dominar, pero ese no es el fin que persigue el Señor con su Sabiduría, pues Ella es creadora y santificadora, ilumina el camino para poder servir al Hombre en su camino de salvación, para servir al Hombre en su proyecto de construcción de un Hombre Nuevo que retorno a la belleza original que le otorgó el Padre en el momento de la creación.
Claro que, a veces, nos conformamos con la sabiduría humana que es, quizás, más fácil de adquirir porque ella es sólo conocimiento de muchas cosas, y capacidad de utilizarla para nuestro provecho sin buscar el Orden Original de su naturaleza. Por eso, el hombre utilizando su sabiduría y su poder va haciendo de este mundo un mundo cada día menos habitable, con más guerras, con más destrucción, con más desunión, un mundo cada día menos amable por el hombre mismo. Así, este hombre sabio va buscando otros mundos, como Marte, para saber si hay vida, cuando a su lado tiene muchas vidas que están siendo destruidas por él mismo.
La Sabiduría de Dios "en virtud de su pureza, lo atraviesa y lo penetra todo; porque es efluvio del poder divino, emanación purísima de la gloria del Omnipotente; por eso, nada inmundo se le pega. Es reflejo de la luz eterna, espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad.
Siendo una sola, todo lo puede; sin cambiar en nada, renueva el universo, y, entrando en las almas buenas de cada generación, va haciendo amigos de Dios y profetas; pues Dios ama sólo a quien convive con la sabiduría".
Somos nosotros, los hijos de Dios, quienes tenemos la capacidad de adquirir esta sabiduría que, en germen, está dentro nuestro porque es parte del Espíritu que Dios nos ha dado en virtud de la Vida que nos otorgó en Su Hijo, por eso no es algo que no podamos alcanzar, sino que es algo que si somos Fieles a la Voluntad de Dios se actualizará en nosotros dándonos los Dones necesarios para ser constructores de un Nuevo Hombre que sepa conducir al hombre hacia su belleza original.
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