viernes, 2 de octubre de 2015

Niños en Dios

«Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mi.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.»
Es verdad que para nosotros, los que decimos que somos adultos, nos es difícil ser niños, pues tenemos que tener mucha fuerza del Espíritu Santo para poder dejarnos conducir, para poder renunciar a nuestros deseos y maneras de actuar, a nuestro saber qué es lo que quiero y lo que deseo. Por eso necesitamos cada día pedir el Don de fortaleza, para poder renunciar a nuestra adultez humana y aceptar la Paternidad Amorosa de nuestro Padre Dios.
Pero no es sólo aceptar que Dios es Padre, porque eso lo decimos cada vez que rezamos el Credo, o cada vez que rezamos el Padre Nuestro, sino que eso que decimos lo tenemos que creer  realmente para que podamos aceptar que el Padre conoce mejor que yo mismo mi vida, y sabe por dónde es mejor , cuál es el Camino que mejor me lleva a la plenitud de mi vida.
Además, cuando dejo que Él me forme como niño pone todo de su parte para que pueda ser Fiel a la Vida que Él me ha dado. Por eso hoy nos dice Jesús: si no volvéis a ser como niños... Pero además nos dice que junto a nosotros están los ángeles custodios que también están junto al Padre, una hermosa realidad que sólo la creemos si tenemos un espíritu de niños, porque para los que nos hemos vuelto "grandes", a veces, nos cuesta creer en los ángeles custodios, porque decimos que no necesitamos que nadie nos cuide, ni nos diga lo que tenemos que hacer, porque para eso "somos grandes".
La Infancia Espiritual, nos lo enseña Santa Teresita, es el Camino de perfección que nos permite gozar constantemente de la cercanía y del Amor del Padre, de la Ternura de su poder, y de la Fortaleza de su Amor, por que haciéndonos pequeños en Dios nos dejamos Amar, Proteger, Cuidar, Guiar; sólo necesita el niño agarrarse fuerte de la mano de su Padre para sentirse consolado y seguro, no le hace falta más que esa seguridad para caminar confiado, aunque lo tenga que hacer por "oscuras quebradas", pero sabe que nada le pasará porque Dios está con él, porque sabe que los ángeles custodios están a su lado y al lado del Padre.
Sí, no es fácil para cuando nos hemos acostumbrado a vivir como adultos volver a ser niños, pero si no convertimos nuestro corazón y aceptamos el Camino de la Infancia espiritual nos perdemos de gozar y de recibir muchos de los regalos que el Padre tiene preparados para los que como el Hijo se hacen hijos pequeños en su Presencia.

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