miércoles, 21 de octubre de 2015

Esto o para mí o para otro?

“Pedro le preguntó: Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?”
Cuántas veces nos pasa lo mismo cuando leemos la Palabra de Dios y nos preguntamos “¿por quién lo habrá dicho?”, o cuando el sacerdote predica en la Misa “¿lo habrá dicho por mí?”. Más de una vez alguien me pregunta: “eso que dijiste ¿era para mí?”. Gracias a Dios no tenemos (creo) los sacerdotes el don de leer la vida oculta de nuestros fieles (aunque algunos santos lo tenían) pero, en particular yo, no lo tengo. Y cuando predico, intento responder al Espíritu Santo que sabe más que yo. Y si sale algo bueno es gracias a Él, aunque no siempre puede hacer maravillas.
Pero, más que nada, la Palabra de Dios, como dice San Pablo: “es viva y eficaz, como espada de doble filo”, o sea, si no corta por un lado corta por el otro, y si no le habla al que está a mi lado, me habla a mí, y, aunque le hable al que está a mi lado también me habla a mí. Por que si me surge la misma pregunta que Pedro, es porque en algún lado de mi corazón me ha pegado un poco, y entonces, eso es para mí.
Como dice el dicho: al que le quepa el sayo que se lo ponga, y si no me cabe no es para mí. Muy simple. Por eso tengo que tener siempre el corazón muy esponjoso ante la Palabra de Dios, porque siempre hay algo que me quiere decir, y no es porque Dios sea un Padre molesto y que le gusta molestar (en realidad le gusta un poco, creo. Espero que no me escuche), sino que busca cada día lo mejor para mí y por eso siempre hay algo que me ayuda a corregir, a encontrar el mejor camino para mi salvación, para mi santidad.
Es por eso que más de una vez, Jesús nos vuelve a decir: “estad prevenidos”, es decir, no te pases el día volando o volado, sino que presta atención porque en cualquier momento el Padre te va a decir algo, y más cuando estás en la oración o en la Misa, que son los momentos más oportunos para el Padre te hable. Claro que es muy bueno rezar mientras vas en el autobús o en el coche, camino al trabajo o de compras, pero siempre es mejor poder tener un momento de oración en el día, ya sea en tu casa, en el templo, pero siempre en silencio donde sólo puedes escucharlo a Él, para que no se te mezclen las palabras del mundo con la Palabra de Dios.
Por que “mucho se nos ha dado, y mucho se nos va a exigir” y para ello debemos estar preparados, para darnos como Él se nos dio a nosotros, no dejando nada para sí mismo, sino que no sólo nos dio hasta la última gota de su sangre, sino que nos dejó a su Madre como Madre Nuestra. Y nosotros debemos estar preparados para que cuando nos pida algo, cuando nos mande algo poder responderle con un ¡SÍ! que transforme nuestra vida en una vida entregada y totalmente de Dios. Para que como María podamos hacernos esclavos de la Voluntad de Dios, que es la única Voluntad que nos libera y nos libra.

Como nos alienta San Pablo: “pero gracias a Dios, vosotros que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina la que fuisteis entregados y, liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.