"Jesús les contestó: – «En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».
¿Por qué buscamos a Jesús? ¿Por qué buscamos a Dios? Esa será la pregunta que comience a guiar nuestra día y nuestra semana. Porque esa esa la pregunta que el mismo Jesús le hacía a los que lo seguían, o, mejor dicho, es lo que Él les dijo que creía que era.
Porque no siempre lo buscamos por ser nuestro Dios y Señor, para poder escuchar su Voz y aceptar Su Voluntad. Nuestra oración las más de las veces es de peticiones o agradecimientos, lo cual está bien. Pero es que nuestro diálogo con el Señor tiene que ser, sobre todo, para saber cuál es Su Voluntad en nuestra vida, en nuestro día a día: "mi alimento es hacer la Voluntad del que me envió".
Me acuerdo que en los primeros bautismos que hice como diácono, al hacer la pregunta del ritual: ¿Qué pedís a la Iglesia de Dios para vuestro hijo?, muchos respndían: "que tenga suerte", "que no tenga salud", y algunos hasta ni siquiera respondían. Como escribe San Pablo en una de sus cartas: "no sabemos pedir".
Y no sabemos pedir porque no sabemos qué es lo que queremos, o no sabemos por qué hemos aceptado vivir la fe cristiana. ¿Nuestro error? Sí, un error de muchas generaciones porque nos hemos bautizados cristianos por tradición, y hemos aceptado los sacramentos por tradición. Si hoy les preguntamos a los niños que van a hacer su Primera Cómunión por qué la van a hacer, muchos dirán: por la fiesta, por los regalos, por el dinero, y, hasta algunos dirán por que me obligan mis papás.
En estos tiempos tan oscuros e inciertos, donde todo vale, nosotros, los cristianos tendríamos que tener en claro el por qué somos cristianos, qué es lo que buscamos y hacia donde vamos como cristianos, para que nuestra vida tenga sentido y nuestra fe sea una respuesta a nuestra vida y para el mundo.
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