Decía Dios al pueblo por medio del profeta Ageo:
"¡Ánimo!, Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote; ¡Ánimo!, pueblo entero -oráculo del Señor-, a la obra, que yo estoy con vosotros -oráculo del Señor de los ejércitos-. La palabra pactada con vosotros cuando salíais de Egipto, y mi espíritu habitan con vosotros: no temáis".
Es lo que necesitamos todos los días ¡Animo!, confianza en que a pesar de que nos parezca lejano Dios siempre está a nuestro lado, porque su Espíritu está en nosotros. No tenemos que perder el ánimo, el entusiasmo, las esperanzas porque Su Palabra siempre se cumple, claro que a su tiempo y no a nuestro tiempo.
Por eso, más de una y dos veces, el Señor nos va dando muestras que Él está junto a nosotros pues necesitamos una confirmación, pero si mantenemos nuestra confianza firme y nuestra esperanza sólida, veremos que, a pesar de las oscuridades en las que caemos, nunca nos sentiremos solos, porque siempre sentiremos Su Presencia en nuestras vidas, su Mano sobre nuestro hombro, su Amor en nuestro corazón.
Seguro que hay momentos en donde parece que todo lo malo que podría pasar en el mundo me toca a mí, que a pesar de todo lo que uno insiste y quiere salir del pozo no se puede, pero ese es el momento en el que debemos levantar la mirada, elevarnos sobre la tierra y buscar el Cielo, y no porque vayan a desaparecer las cosas que nos duelen o cuesten, sino porque la ayuda viene del Cielo. De Dios nos viene la esperanza, la fortaleza, el ánimo para seguir avanzando porque siempre hay un Sol después de días de tormenta.
Y es en esos días donde el Señor viene a preguntarme: ¿Quién soy yo para ti? Porque todo depende de esa respuesta ¿quién eres para mí? Quizás haya perdido de vista su rostro, quizás sólo lo busqué cuando lo necesité, quizás no era más que un ayudante en las cosas de mi vida. Pero Él quería ser el Señor de mi vida, quiere ser Quien da a mi vida Vida en abundancia, pero necesita de mi cercanía, necesita de mi fe, de mi esperanza, de que confíe en Su Palabra y que quiera vivir Su Vida.
Si Él es verdaderamente el Señor de mi vida, cada día abriré mi corazón al infinito para ser colmado sólo por Su Voluntad, porque se que Su Voluntad me dará la Gracia suficiente y necesaria para afrontar todo lo que el Padre quiera o permita en mi vida:
"Así dice el Señor de los ejércitos: Todavía un poco más, y agitaré cielo y tierra, mar y continentes". Es decir que hará todo lo posible para que yo pueda seguir edificando mi vida sobre el cimiento de la Fe, para que la Esperanza vuelva a encender mi vida, y Su Espíritu renueve mi vida.
¡Ánimo! ¡Animo en el Señor!
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