jueves, 25 de junio de 2015

Que tu sí sea Sí

"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo".
No siempre lo que decimos es lo que pensamos o creemos, y otras tantas veces, tampoco es lo que hacemos. Y aquí Jesús nos lo hace ver, pues Él que conoce los corazones de los hombres sabe cómo somos y cómo pensamos y ve lo que hacemos. Podremos engañarnos a nosotros mismos haciéndonos creer que somos lo que decimos, o queremos hacer creer a los demás que nos creemos lo que vivimos, pero nunca se lo haremos creer a Aquél que ve en lo secreto de nuestro corazón.
El Señorío del Señor, como nos decía el P. Efraín, no es una simple frase para engalanar nuestra vida y quedar bien ante los demás, sino que es una opción fundamental y radical en nuestra vida cristiana: o somos de Cristo o no lo somos, o vivimos con Él o no, como Él nos dice: "el que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama", "que tú sí sea sí y que tu no sea no. Se frío o caliente, pues a los tibios los vomitaré de mi boca".
Nuestra elección por el cristianismo no es hoy sí y mañana no, de acuerdo a nuestra conveniencia, o es sí o es no, y es una elección libre que yo debo realizar, no es una elección obligada por nadie para que no pueda decir "me obligaron a hacerlo o me han quitado la libertad". NO. Soy yo quien en mi madurez espiritual debo optar por seguir o no seguir a Cristo, pues es Él mismo quien me invita, pero no obliga: "quien quiera venir detrás de mí", es una invitación.
Pero esta invitación conlleva una decisión radical: o sí o no, no hay un punto intermedio como hoy lo estamos viviendo, o como hoy muchos lo vivimos, que para algunos momentos somos cristianos y en otros momentos somos paganos.
¿Por qué Jesús quiere que nuestra decisión sea tan radical? Porque él nos ha dado la Vida Eterna a costa de su sangre, de su vida. Lo que anhelamos y no sólo es la vida eterna, sino la plenitud de nuestra vida aquí en la tierra, ha sido gracias a la "obediencia hasta la muerte en Cruz" de Jesús. Y ¿te parece por esa Vida, que por esa sangre derramada, no vale la pena hacer una opción radical para que nuestra vida sea su Vida, y que su Vida sea nuestra vida?
Si optamos por el Sí, Él no solo acepta nuestra decisión sino que pone todos los bienes celestiales a nuestro alcance para que logremos la Fidelidad a la Vida. Pero si nuestro sí es hoy sí y mañana no, no tendremos la Gracia suficiente y necesaria para no ser Fiel, pues Él no gasta su Gracia en vano.

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