miércoles, 3 de junio de 2015

Cirineos para los que sufren

Recién leía del Libro de Job la disertación de Elihú sobre el misterio de Dios, que dice:
"Protesto: en eso no tienes razón, porque Dios es más grande que el hombre. ¿Cómo te atreves a acusarlo de que no contesta a ninguna de tus razones? Dios sabe hablar de un modo o de otro, y uno no lo advierte: en sueños o visiones nocturnas, cuando el letargo cae sobre el hombre que está durmiendo en su cama, entonces le abre el oído y lo aterroriza con sus avisos, para apartarlo de sus malas acciones y protegerlo de la soberbia, para impedirle caer en la fosa y cruzar la frontera de la muerte".
Traje éste párrafo a colación porque como Tobías y Sara, Job también se encontró en un momento en un foso sin luz, sin esperanza, angustiado, cubierto de insultos y maldiciones, situaciones que le llevaron a no querer ya más vivir, y a no entender el por qué de lo que estaba viviendo.
Hay muchos, o somos muchos, lo que viven estas situaciones, los que no encuentran respuestas a sus penas y pesares, y cada día se hunden más en la oscuridad de la angustia y el dolor. ¿Cuál es la respuesta? No hay una respuesta general, ni un antídoto para no sentir penas ni tristezas, pero sí somos nosotros quienes podemos llevar un poco más de luz, esperanza y calma a los corazones de nuestros hermanos.
Tanto Job como Tobías y Sara tuvieron en el camino no sólo pesares, sino, sobre todo gente que les hacía más dura la carga, que les imponían cargas más pesadas para hacer más difícil su camino. Pero siempre y en todo momento surge alguien que viene a traerles Luz. Elihú pone una cuota de esperanza y luz en la vida de Job, le ayuda a buscar la esperanza en ese Dios que lo llamó a la vida y que le dio todo aquello que tiene, pero que tiene que saber escuchar, que aprender a buscar en Su Palabra las palabras que le abran el camino para llegar a la esperanza y a la paz.
¿Por qué cargar los hombres de nuestros hermanos con pesares cuando podemos llevar luz y esperanza, y acompañarlos y, como Simón de Cirene, ayudarlos a cargar sus cruces?
¿O seremos como aquellos que se ríen de sus pesares y dolores y afligen al afligido con más insultos y agobios para poder disfrutar con sus angustias?
Siempre podremos llevar un poco de paz, un poco de luz, un poco de esperanza a la vida de aquellos que creen haberlo perdido todo, porque todo ello está en el corazón que ama, en el corazón que tiene a Dios por Señor y Padre, en el corazón de quién se compadece de su hermano. Y aunque no podamos decir ni una palabra siempre estará nuestro hombro para ayudar a sostener el peso de sus cargas.

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