Dice San Pablo en una carta a los Gálatas:
"Las Iglesias cristianas de Judea no me conocían personalmente; sólo habían oído decir que el antiguo perseguidor predicaba ahora la fe que antes intentaba destruir, y alababan a Dios a causa mía".
Hoy me llamó la atención esta frase de Pablo, aunque siempre hay algo de San Pablo, que llama la atención, pero me hizo pensar que y para que lo tengamos más en cuenta, que seamos quiénes seamos todos somos testimonios de lo que creemos y vivimos.
Es decir Pablo tenía una conciencia clara de quién había sido y de quién era ahora, pero también sabía que, por medio de su predicación y de su vida era instrumento para la salvación de los hombres que buscaban a Dios.
Por eso, el saber que había gente que alababa a Dios gracias a su conversión, es saber que lo que estoy haciendo está bien realizado, que es motivo para alegrarse y dar Gracias, porque el Señor está obrando por mi intermedio.
Nuestra vida y más nuestra vida cristiana, nuestra vida de fe, no es para nosotros exclusivamente, sino para ser testimonio ante el mundo de lo que creemos, mostrar a los demás que lo que decimos creer es para nosotros el motor que impulsa nuestra vida, el centro que nos mantiene sólidos y firmes, con un sentido claro y un rumbo definido. Por eso Pedro al dar testimonio de Jesús dice: “Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de Dios.”
Nuestra fe es lo que hemos de defender, contra viento y marea, a capa y espada, o como quieran decirlo, pero debemos defenderla porque es lo que a nosotros nos da vida, y, en este Camino de Vida cada día nos va perfeccionando, porque no somos ni nos creemos perfectos, sino con errores y pecados, pero que, como bien dice San Pablo:
"He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe... El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles".
Por que él como nosotros, sabemos que nos somos nosotros quienes nos hemos elegido, sino que Él nos llamó y nos eligió para ser mensajeros de salvación, y por eso, a pesar de nuestras debilidades y pecados, Él sostiene nuestra vida y nos ayuda en cada momento a convertirnos, a volver al Camino y poder seguir, anunciando con nuestro testimonio constante de conversión y fidelidad, que:
-«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.