sábado, 20 de junio de 2015

Confianza en la Providencia de Dios

Dice Jesús:
"Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos".
Hubo un tiempo en que se confundió "confianza en la providencia" con providencialismo. Es decir, una cosa es confiar en el Señor y buscar su Reino y su Justicia, y otra cosa es sentarme piernas arriba esperando que el Señor me lo de todo terminado sin tener ya que hacer nada.
Confianza en la Providencia es saber que el Padre nos dará todo lo necesario para mi vivir, para que pueda no estar agobiado por el futuro, porque el futuro aún no ha llegado, y así pueda ocuparme de ser Fiel en el hoy, en este hoy que estoy viviendo y en el que se me pide ser respuesta, ser testimonio de vida. En este hoy que me está exigiendo ser parte de la historia y constructor de la historia, en el que para llegar a serlo tengo que estar disponible para que el Espíritu Santo me lleve donde quiera, y me ayude a hacer lo que es Voluntad del Padre, para mi salvación y la salvación de mis hermanos.
Cuando estoy preocupado por el mañana, no pienso en el hoy. Cuando estoy atado al pasado no construyo el presente.
Cuando estoy agobiado por lo que me pasará, por lo que puedo llegar a sufrir no puedo ver lo que hoy tengo que hacer.
Cuando estoy agobiado por el pecado que he vivido, no estoy libre para ser testigo de la Gracia de la Reconciliación.
Cuando estoy atado a mis bienes terrenos por miedo a perderlos y no soy capaz de renunciar a ellos, no podré recibir los bienes eternos en el cielo que el Padre tiene preparados para mí.
En el día a día hay muchas cosas que podemos hacer, hay muchas cosas que queremos hacer, pero como le dijo Jesús a Marta; "te inquietas y te afanas por muchas cosas, pero sólo una es necesaria, y María eligió la mejor parte". Y no es que tengamos que estar todo el día en oración de contemplación sin hacer nada (lo que nos llevaría a un providencialismo) sino saber que no todo lo que quiero hacer es lo que tengo que hacer, si no que tengo que ponerme en disposición de Dios para poder saber qué es lo que tengo que hacer. A qué renunciar y a qué exigirme.
La Confianza es un camino diario y constante, que necesita la fortaleza del Espíritu Santo para que no pensemos como adultos, sino que nos hagamos pequeños frente a Dios, niños pequeños que necesitan día a día de Su Padre para que nos indique qué hacer, cómo hacerlo y, sobre todo, que nos de la Gracia suficiente y necesaria para poder llevar a cabo lo que nos pida.
Cuando no nos ponemos a disposición de Dios hacemos lo que queremos, y por eso no tenemos la fuerza ni la Gracia para llevar adelante la Obra que el Padre nos encomendó, puede ser bueno lo que tenga ganas de hacer, pero no se si será Voluntad de Dios, por lo tanto, lo que emprenda será con mis propias fuerzas, y eso terminará cansándome y agobiándome.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.