lunes, 15 de junio de 2015

No despreciemos la Gracia de Dios

Comenzamos una nueva semana, un nuevo día, y San Pablo nos anima diciéndonos:
Hermanos:
Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice:
«En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación".
"Ahora es día de salvación", es un ahora que es continuo, que es siempre, que es cada día, porque cada día amanecemos a la vida y a la vida le damos Vida si vivimos en la Gracia de Dios, por eso no desaprovechemos las oportunidades de llenar nuestros corazones del Espíritu Santo y salir a la vida con la alegría de la Vida de Dios en nuestra vida.
¿Por qué "no echar en saco roto la gracia de Dios"? Porque no nos damos cuenta todo lo que Dios ha realizado en nuestras vidas, todo lo que Él ha ido preparando a lo largo de los siglos para que nosotros tengamos los bienes necesarios y suficientes para alcanzar la plenitud que anhelamos, para ser con nuestras vidas constructores de un nuevo hombre, para que compartamos con Jesús la alegría de ser Hijos de Dios, para que llevemos Luz en la oscuridad, Sal y sabor ante la mediocridad, y seamos el Fermento necesario para que hagamos crecer el Amor a Dios entre los hombres.
Sabemos que el caminar de los hijos de Dios en un mundo que quiere vivir en las tinieblas será difícil, que impedirán que vivamos lo que creemos, por eso el Señor nos dice: "Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra".
No debemos preocuparnos por lo que los demás digan o nos hagan por ser querer ser Fieles a la Vida que queremos vivir, sino debemos ocuparnos en no despreciar la Gracia de Dios para vivir en Fidelidad. Claro que muchos querrán que no vayamos hablemos, que no digamos, que no exhortemos, que no descubramos al verdad, el camino y la vida. Somos hijos de Dios que queremos vivir nuestra misión, por eso como el Hijo de Dios también sabemos defender lo que amamos, lo que es nuestra Vida y lo que tiene sentido para nosotros. Por eso hablamos, vivimos y exhortamos, con humildad, con paciencia, con amor.
La Gracia de Dios ha sido derramada en nuestros corazones para que cada día que comienza, comience una nueva etapa en nuestra vida de Fidelidad, no la despreciemos, dejemos que el Señor sólo nos conduzca, que el Señor guíe nuestros pasos y nos de las palabras para iluminar la vida de los que están a nuestro lado, para iluminar nuestras vidas y ser instrumentos en sus manos para anunciar la Buena Noticia a los que la necesiten oír.

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