martes, 7 de abril de 2015

Traspasar el corazón...

El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos:
- «Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías.»
Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles..."
Hasta el día de Pentecostés los apóstoles permanecieron encerrados y con miedo, pero después de recibir el Espíritu Santo comenzaron a predicar con fuerza y convicción, tanto que "sus palabras traspasaron el corazón" de la gente. Algo hermoso, una hermosa imagen.
Es hermoso cuando sientes que la palabra y la vida de alguien te llega al corazón, pues toca aquello tan íntimo y profundo que tienes, porque lo estabas esperando, porque lo necesitabas pero no sabias donde buscarlo.
Hoy, muchos tienen necesidad de algo pero no saben de que, buscan pero no saben qué ni donde buscar. Nosotros que ya hemos encontrado y sabemos dónde está tenemos que gritarlo al mundo con nuestra alegría y nuestro gozo. Pero no es solo gritar por gritar, sino gritar con espíritu, con convicción, pues El es la respuesta de mi día, es El quien da sentido a mi vida, El es mi Vida.
Nuestra vida, aunque no lo sepamos siempre puede ser una respuesta a los interrogantes de mucha gente, pero será respuesta cuando este empapada del Espíritu Santo, cuando este ardiendo por Su Fuego de Amor, cuando realmente de respuestas al sinsentido del mundo y llene el vacío de los corazones. Será el Espíritu Santo quien hable por nosotros, será Su Luz la que ilumine por nosotros, será su fuego el que arda en nosotros y lleve el calor del Amor a todos los corazones.
Si, el Señor ha resucitado pero no siempre voy a su encuentro para renovar la Vida de mi fe, no siempre voy a su encuentro para renovar mi amor, no siempre voy a su encuentro para que alimente mi vida. Más de una vez sigo y sigo caminando sin alimentarme y por eso mi vida se debilita, va perdiendo el fuego del Espíritu, va perdiendo la Fuerza del Amor, va desapareciendo la alegría del encuentro con el Resucitado.
Al reconocer María al Señor, su corazón se lleno de gozo y alegría, y con esa alegría y gozo corrió al encuentro de los apóstoles a darle la Nueva y Buena Noticia, esa Buena y Nueva Noticia que nosotros también tenemos que llevar a todos: el Señor es mi Dios y Salvador, y el ha resucitado y me ha dado Vida Nueva ¡alegraos y regocijaos!
Nuestra vida, hoy, como las palabras de Pedro el día de Pentecostés tiene que llegar al corazón de la gente que busca una respuesta para una vida sin sentido.

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