"En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
- «Alegraos.»
El primer mensaje de la Pascua es la alegría, la alegría plena que comenzó en la Cruz con el "todo está cumplido", porque al estar todo cumplido en la muerte murió la muerte y resucitó la Vida. Y es la Vida, la Vida Nueva la que trae la Gran Noticia de la Resurrección, la Gran Noticia de que la muerte no vence, sino que ha sido vencida. La desesperanza y el miedo que produjo la Cruz quedó desvanecida y superada por la Alegría de la Pascua.
Alegría, alegría profunda por saber que las Promesas del Padre se cumplen en su totalidad y que el fruto de esas Promesas es la Vida Nueva que renace cada día, en cada momento, en cada lugar y en cada corazón que se dispone, como el Hijo, a hacer Su Voluntad hasta el último momento.
Alegría, alegría profunda por saber que las entregas de cada día son recibidas por el Hijo para transformarlas en Gracias necesarias y suficientes, uniéndolas a su Cruz, nos las devuelve en todo aquello que necesitamos y otros necesitan para ser Fieles a la Vida que nació para nosotros en una Noche Pascual.
Alegría, alegría sincera porque Dios ha salido a nuestro encuentro, porque el Señor se nos entrega cada día y cada día podemos sentarnos con Él para hablar, para contarle nuestras cosas y preguntarle por el cómo vivir en Dios; sintiendo siempre un cálido abrazo, un suave palabra que responda a nuestras dudas y nos encienda en el deseo de continuar "el arduo combate de la fe", el hermoso camino de la santidad.
Alegría porque ha salido a nuestro encuentro y nos ha pedido que llevemos esta Buena Noticia a nuestros hermanos, que los contagiemos con nuestra alegría y que despertemos en ellos la sed de Dios, el deseo de volver al Padre, para que todos encuentren en la Luz Pascual el sentido de sus vidas, llenen el vacío que el mundo va dejando en el hombre y puedan, como las mujeres del evangelio llenarse de la alegría que da saber que Dios sale a nuestro encuentro para que nosotros encontremos nuestro Camino hacia Dios.
Alegría, alegría porque el Señor por mí ha resucitado y me ha llamado. Alegría porque por mí cada día se hace Pan Eucaristía y alimenta mi deseo de ser Fiel a la Vida Nueva que nos ha dado y nos da, pues cada día es una Pascua de Resurrección, cada día renacemos a la Vida, renacemos a la Gracia, renacemos al Amor.
- «Alegraos.»
El primer mensaje de la Pascua es la alegría, la alegría plena que comenzó en la Cruz con el "todo está cumplido", porque al estar todo cumplido en la muerte murió la muerte y resucitó la Vida. Y es la Vida, la Vida Nueva la que trae la Gran Noticia de la Resurrección, la Gran Noticia de que la muerte no vence, sino que ha sido vencida. La desesperanza y el miedo que produjo la Cruz quedó desvanecida y superada por la Alegría de la Pascua.
Alegría, alegría profunda por saber que las Promesas del Padre se cumplen en su totalidad y que el fruto de esas Promesas es la Vida Nueva que renace cada día, en cada momento, en cada lugar y en cada corazón que se dispone, como el Hijo, a hacer Su Voluntad hasta el último momento.
Alegría, alegría profunda por saber que las entregas de cada día son recibidas por el Hijo para transformarlas en Gracias necesarias y suficientes, uniéndolas a su Cruz, nos las devuelve en todo aquello que necesitamos y otros necesitan para ser Fieles a la Vida que nació para nosotros en una Noche Pascual.
Alegría, alegría sincera porque Dios ha salido a nuestro encuentro, porque el Señor se nos entrega cada día y cada día podemos sentarnos con Él para hablar, para contarle nuestras cosas y preguntarle por el cómo vivir en Dios; sintiendo siempre un cálido abrazo, un suave palabra que responda a nuestras dudas y nos encienda en el deseo de continuar "el arduo combate de la fe", el hermoso camino de la santidad.
Alegría porque ha salido a nuestro encuentro y nos ha pedido que llevemos esta Buena Noticia a nuestros hermanos, que los contagiemos con nuestra alegría y que despertemos en ellos la sed de Dios, el deseo de volver al Padre, para que todos encuentren en la Luz Pascual el sentido de sus vidas, llenen el vacío que el mundo va dejando en el hombre y puedan, como las mujeres del evangelio llenarse de la alegría que da saber que Dios sale a nuestro encuentro para que nosotros encontremos nuestro Camino hacia Dios.
Alegría, alegría porque el Señor por mí ha resucitado y me ha llamado. Alegría porque por mí cada día se hace Pan Eucaristía y alimenta mi deseo de ser Fiel a la Vida Nueva que nos ha dado y nos da, pues cada día es una Pascua de Resurrección, cada día renacemos a la Vida, renacemos a la Gracia, renacemos al Amor.
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