sábado, 18 de abril de 2015

Crecer en la unidad del Amor

Hoy, en la lectura de los Hechos de los apóstoles leemos que:
"En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea".
Siempre hay diferencias entre las personas o grupos de personas, unos opinan una cosa y otros otra. Es lógico cuando todos tenemos una manera diferente de ver las cosas, una manera diferente de vivir, un temperamento y una historia diferente, porque todos somos diferentes, únicos. Porque Dios nos hizo únicos e irrepetibles (¡gracias a Dios!) pero a su vez nos ha pedido que seamos comunidad, que, a pesar de nuestras diferencias busquemos siempre un Ideal Común, un sentir común. Por eso el Señor, antes de volver al Padre nos pidió que "sean uno Padre, como Tú y Yo somos uno", una unidad, un Cuerpo.
Y la imagen de Cuerpo y su definición nos la da muy claramente San Pablo, con la misma imagen de nuestro cuerpo en el que hay una cabeza, un corazón, y un montón de miembros y órganos, que todos son diferentes y con diferentes misiones, pero todos trabajan bajo un mismo pensar, y son alimentados por un mismo corazón.
Por eso cada uno de nosotros no debemos buscar nuestras diferencias con los demás, sino los puntos que nos unen, debemos buscar el Ideal de la Comunidad y nuestro lugar personal en este Cuerpo, que es la Iglesia, nuestra pequeña comunidad (como ciudad, como barrio, como parroquia) dentro de una Comunidad más grande que es la Iglesia particular (diócesis) y la Iglesia Universal.
Teniendo en cuenta que cada uno de nosotros tenemos una misión, desde nuestro pequeño lugar, sea la uña del dedo pequeño del pie o sea el corazón del cuerpo, pero ese lugar y esa misión es importante para todo el Cuerpo, y es una misión que si no la realizo yo nadie la realizará, y, quizás todo lo contrario, alguien se pondrá en mi lugar para hacer que todo el cuerpo funcione mal, se instalará un virus que irá destruyendo de a poco aquella zona que yo debía proteger, cuidar, hacer crecer.
Por eso cuando surgen diferencias debemos buscar cómo solucionarlas, debemos buscar ayuda para que nos den Luz sobre tal o cual problema, claro que lo primero que debo encontrar para solucionar algo es la disposición para que la solución pueda ir en contra de lo que pienso, porque sino nunca voy a encontrar un camino que me conduzca a la paz.
Sigue el relato de los Hechos de los Apóstoles diciendo que ellos encontraron la solución a ese problema, y la vida siguió su curso, y mucho más que eso, comenzó a dar frutos en abundancia.
No nos olvidemos: las diferencias siempre las vamos a encontrar, por eso renunciando a nosotros mismos busquemos el Ideal que nos una y nos ayude a crecer como Cuerpo, como Comunidad de personas que se aman.

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