martes, 10 de febrero de 2015

Y vio que todo era bueno

Y volvamos a creer... Y Dios vio que todo era bueno...
Aunque nos resulte un relato infantil, sabemos que nadie, salvo la Trinidad, estuvo en esos momentos de la Creación. ¿Quién sabe cómo fue? Pero sí es hermoso (para quienes tenemos fe) creer que Dios lo fue creando todo de la nada, que todo lo hizo por Amor y que, al final, nos puso a nosotros, al hombre, varón y mujer, como centro de esa creación para que la hiciéramos producir y la lleváramos a la plenitud total.
Y Dios vio que todo era bueno.
Y todo es bueno cuando lo miramos desde Dios, cuando miramos con el corazón de Dios, que es un corazón de Amor, podemos ver que todo es bueno, que todo lo vale la pena y que, por eso mismo, le pidió a Su Hijo Único que nos entregara, por Amor, su Vida en la Cruz.
Él sigue creyendo que es posible que el Hombre vuelve a su belleza original, que vuelva a encontrarse con su Creador y viva en armonía con la creación. Por eso el Hijo, mientras caminó entre nosotros, nos dio las pautas para alcanzar esta armonía que tanto ansía el hombre: Yo soy el Camino, nos dijo.
Pero hoy nos pasa lo de ayer: no queremos obedecer, no queremos darnos cuenta de nuestra creciente inmadurez de hacernos grandes, de creernos dioses y no llegamos nunca a esa armonía que anhelamos, que pensamos, que soñamos. Siempre buscamos un camino alternativo cuando tenemos el Verdadero Camino que nos conduce a la Vida. Y después no sabemos por qué no llegamos a dónde queríamos, y muchas veces vemos cómo algunos se dan contra una gran pared...
¿Qué nos impide volver a creer? ¿Qué nos impide volver a confiar? Pero no es creer en los hombres, no es confiar en los hombres, es creer y confiar en el Creador, porque más allá de nosotros, cuando después del horizonte no vemos nada, ahí está Él pero está tan lejano que se hace presente en cada momento, en cada amanecer, en cada anochecer, en cada hermano, en cada palabra, en Su Palabra, sólo basta que abras tus ojos a la fe para que Él te muestre el Camino.
Si no miremos a nuestro alrededor ¿encuentra el hombre la paz que busca? ¿encuentra el hombre la felicidad que anhela? No es todo demasiado pasajero y efímero, ¿sirve de algo destrozar todo para hacer algo nuevo? ¿No es más fácil volver a nacer para ser nuevos?
Y eso es lo que le dijo Jesús a Nicodemo: "hay que volver a nacer... nacer de lo alto".

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