martes, 17 de febrero de 2015

Levadura buena o mala?

Jesús les recomendó: -«Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.»
Ellos comentaban: -«Lo dice porque no tenemos pan.»
En este pequeño párrafo hay dos cosas que me llaman la atención. La primera es que los apóstoles, cuando Jesús les habla de la levadura de los fariseos y de Herodes, se creen que lo dice porque no tienen pan. No piensan en un más allá de lo que está diciendo, que no le preocupa si hay pan o no hay pan, sino que quiere mostrar cuál es el rol de los fariseos y de Herodes, y qué es lo que ellos pueden hacer. No se ponen a pensar en lo que con esa frase está queriendo decir. Y al quedarse con lo material, con lo cercano, se pierden de aprender, de descubrir el verdadero valor de las palabras que Jesús está diciendo. Es decir no podemos, más de una vez, ver la Voluntad de Dios porque nos quedamos con lo urgente del día, y creemos que indirectamente nos está mostrando un error, cuando en realidad quiere que miremos más allá de nuestras necesidades.
Por que Jesús mismo nos llama y nos dice: sois la levadura en la masa. Y por eso mismo hemos de tener en cuenta qué levadura usamos para la masa, porque hay levaduras buenas y levaduras malas. Si usamos una levadura buena tendremos una buena y abundante masa, y si no lo contrario.
Las dos levaduras de las que habla Jesús fermentan siempre la masa, pero quiere que veamos que la de Herodes es la maldad que puede conquistar la vida de los demás; la de los Fariseos que no hacen lo que predican, en cambio la buena levadura que es el Espíritu Santo es la que comparte la Gracia del Padre para que alcancemos la santidad y construyamos el Reino de los Cielos en la tierra.
Nosotros, no por nosotros mismos sino por el Espíritu que dejamos actuar en nuestra vida, somos la buena levadura. Pero por eso mismo tenemos que tener en cuenta en dónde y con qué alimentamos nuestra vida. Hoy en día son muchos los cristianos que no alimentan sus vidas con el Espíritu Santo, sino que se dejan convencer de otras ciencias y creencias, y así se van transformando en mala levadura, y contagian con sus palabras a otros que buscan con sinceridad el Camino del Señor.
Dios nos está mostrando, día a día, que la levadura de los fariseos y de Herodes se va mezclando en nuestras vidas, y los frutos de esa levadura lo tenemos delante de nuestras narices. Y esa realidad está reclamando de nosotros una respuesta rápida y concreta ¿cómo responderemos? ¿Seguiremos permitiendo que esa levadura invada el mundo? O tomaremos las riendas de nuestras vidas y dejaremos que el Espíritu Santo  transformándonos con sus dones nos haga buena levadura que de vida nueva a esta masa?
No nos quedemos, como los apóstoles, viendo o doliéndonos por que no tenemos pan, sino busquemos la Verdad porque ella es el Camino que nos da Vida Verdadera, y así podemos darle Nueva Vida a nuestro mundo.

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