Así dice el Señor Dios:
"Si el malvado se convierte de los pecados cometidos y guarda mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá.
No se le tendrán en cuenta los delitos que cometió, por la justicia que hizo, vivirá.
¿Acaso quiero yo la muerte del malvado -oráculo del Señor-, y no que se convierta de su conducta y que viva?"
Estamos en un tiempo en el que vamos perdiendo no sólo conciencia de pecado, sino que se ha perdido el concepto de pecado. Claro está que estamos hablando de personas que queremos vivir en cristiano. Para aquellos que se declaran ateos o no quieren o no creen en el cristianismo, esto no le vale, porque los que tenemos que tener conciencia y saber qué es el pecado, somos los que nos decimos cristianos y queremos seguir los pasos de Cristo.
Una definición fácil de pecado es toda aquella acción voluntaria y consciente que realizo en contra de los mandamientos de Dios, en contra de la Voluntad de Dios. Y, también, todo aquello que no realizo que sé que Dios quiere que haga. Los primeros son los pecados de acción y los segundos los de omisión.
Por otro lado también tenemos que recordar que no ha habido nadie en la Tierra, ni el Cielo, que haya suplantado los 10 Mandamientos y el Mandamiento del Amor, pues son parte de la Revelación que sólo puede volver a redactar quién lo legisló, es decir: Dios Padre. Y el Hijo ya lo dijo: "no he venido a abolir la Ley y los Profetas, sino a darle cumplimiento".
Pero... como vivimos en el mundo que vivimos nos hemos dejado convencer que todo da igual, que ya esa Legislación de los 10 Mandamientos es tan antigua que no vale para la vida moderna, y por eso no la tenemos en cuenta para nuestra vida cotidiana. Y ahí hemos perdido el parámetro de nuestra vida religiosa.
También es cierto que cuando decimos que lo que leemos es Palabra de Dios, no suena en nuestro corazón como lo que realmente es ¡PALABRA DE DIOS! y nos parece que al ser pronunciada o escrita por hombres, es palabra humana. Pero no, es nuestra fe la que nos hace aceptar que lo que leemos y aceptamos, no es palabra humana, es PALABRA DE DIOS, y eso ya es otra cosa. La palabra humana no da vida, la Palabra de Dios es Vida para nosotros, es Verdad y no podemos dejar de creer en Ella: "tu palabra Señor es la Verdad y la Luz de mis ojos".
Y claro que así caemos en un razonamiento final: ¿realmente tenemos fe? ¿realmente alimentamos nuestra fe? ¿maduramos en nuestra vida de fe? Porque todo lo que aceptamos, queremos, anhelamos y esperamos es fruto del Don de la Fe. Y no podemos decir que tenemos fe para algunas cosas, como para pedirle a Dios algo, pero después no creemos en Su Palabra. Si tenemos fe y creemos en Dios Padre, es para decirle que Sí que creemos en Él y queremos ser Fieles a Su Palabra, "hacer Su Voluntad aquí en la tierra como en el Cielo".
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