jueves, 26 de febrero de 2015

Pedimos lo que damos?

-«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre".
Creo que esta es la frase más recordada de todo el Evangelio, porque todos siempre necesitamos algo, siempre carecemos de algo, y siempre queremos algo. Pero ¿qué es lo que necesitamos, de qué carecemos, qué es lo que queremos? Seguro que lo sabemos, pero no siempre lo reflexionamos.
Claro, nuestro instinto de conservación y supervivencia nos hace saltar, continuamente, la alarma de lo que ansiamos, anhelamos o necesitamos para conservar la especie o para sobrevivir. Desde pequeños lanzamos llantos para que nos den alimentos, o para que nos limpien si estamos sucios. Con el tiempo esos llantos se hacen palabras, y luego caprichos, o berrinches. Nuestros padres siempre han sabido qué darnos, y muchas veces nos han dado más de lo que necesitamos con tal de que no lloremos más, con tal de que no nos falte de nada como a ellos en su infancia, con tal de que nos quedemos callados y no molestemos, con tal de que...
Pero nuestro Padre Celestial tiene muy en cuenta quienes somos, sabe lo que necesitamos y confía en que podamos buscar y pedir lo que verdaderamente nos hace falta para nuestro crecimiento espiritual, e, incluso que aprendamos a qué puerta llamar para que nos responda quién.
Necesitamos, por eso, aprender a reflexionar sobre nosotros mismos, sobre quiénes somos y hacia dónde caminamos, para saber qué es lo que vamos a necesitar para el camino, para saber qué puerta abrir de acuerdo al lugar al que queremos llegar, y qué vamos a pedir para sostener nuestras fuerzas para alcanzar la meta.
Pedir a Dios es fácil, pero saber qué pedir a Dios para recibir no lo es tan fácil. Dios nos dará todo lo que necesitemos, pero por eso tenemos que saber pedir. Por eso nos dice en otra parábola: "¡cuánto más mi Padre  os dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!", porque es el Espíritu el que sabe qué necesitamos, y nos conocemos mejor a nosotros que nosotros mismos.
Y, a la vez este pedir está relacionado con el final de este párrafo o de esta parábola:
"En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.»
Y esto ¿qué tiene que ver? Mucho, si escucho a los demás, si los respeto, se los atiendo, si los comprendo, si los ayudo a crecer, también a mí me ayudará el Padre del Cielo. Pero si no lo hago con mis hermanos, tampoco el Padre lo hará conmigo.
Como dicen muchas frases: todo en la vida es un boomerang, y ese boomerang repercute en los Cielos.

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