Del Tratado de san Juan Eudes, presbítero, Sobre el reino de Jesús
Debemos continuar y completar en nosotros los estados y misterios de la vida de
Cristo, y suplicarle con frecuencia que los consume y complete en nosotros y en
toda su Iglesia.
Porque los misterios de Jesús no han llegado todavía a su total perfección y
plenitud. Han llegado ciertamente a su perfección y plenitud en la persona de
Jesús, pero no en nosotros, que somos sus miembros, ni en su Iglesia, que es su
cuerpo místico. El Hijo de Dios quiere comunicar y extender en cierto modo y
continuar sus misterios en nosotros y en toda su Iglesia, ya sea mediante las
gracias que ha determinado otorgarnos, ya mediante los efectos que quiere producir
en nosotros a través de estos misterios. En este sentido quiere completarlos en
nosotros.
Por esto san Pablo dice que Cristo halla su plenitud en la Iglesia y que todos
nosotros contribuimos a su edificación y a la edad de Cristo en su plenitud, es
decir, a aquella edad mística que él tiene en su cuerpo místico, y que no
llegará a su plenitud hasta el día del juicio. El mismo Apóstol dice, en otro
lugar, que él va completando las tribulaciones que aún le quedan por sufrir con
Cristo en su carne mortal.
De éste modo el Hijo de Dios ha determinado consumar y completar en nosotros
todos los estados y misterios de su vida. Quiere llevar a término en nosotros
los misterios de su encarnación, de su nacimiento, de su vida oculta, formándose
en nosotros y volviendo a nacer en nuestras almas por los santos sacramentos del
bautismo y de la sagrada eucaristía, y haciendo que llevemos una vida espiritual
e interior, oculta con él en Dios.
Quiere completar en nosotros el misterio de su pasión, muerte y resurrección,
haciendo que suframos, muramos y resucitemos con él y en él.. Finalmente,
completará en nosotros su estado de vida gloriosa e inmortal cuando haga que
vivamos con él y en él una vida gloriosa y eterna en el cielo. Del mismo modo
quiere consumar y completar los demás estados y misterios de su vida en nosotros
y en su Iglesia, haciendo que nosotros los compartamos y participemos de ellos,
y que en nosotros sean continuados y prolongados.
Según esto, los misterios de Cristo no estarán completos hasta el final de aquel
tiempo que él ha destinado para la plena realización de sus misterios en nosotros
y en la Iglesia, es decir, hasta el fin. del mundo.
viernes, 18 de noviembre de 2022
El misterio de Cristo en nosotros
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