"Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: «Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio».
Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura:
"El celo por tu Casa me consumirá".
Hay religiones que antes de entrar en el Templo se quitan el calzado ¿por qué? Porque entran en un lugar sagrado. Por eso mismo lo hacen en silencio, y se puede sentir el silencio profundo de quienes están en oración, o simplemente observando.
También hay culturas en las cuales al entrar en su casa se quitan el calzado, porque, para ellos, el hogar es un lugar sagrado, el que hay que respetar y cuidar.
Cuando Moisés se acercaba a la zarza ardiendo escuchó una voz que le decía: descálzate porque vas a pisar tierra sagrada. Porque ahí estaba el Señor que le hablaba desde la zarza.
No son grandes sacrificios, son pequeños sacrificios que nos ayudan a mentalizarnos para saber a dónde vamos a entrar. No digo que nos descalcemos al entrar en un templo, pero sí que nos pongamos en situación: vamos a entrar, nosotros los católicos, en el lugar donde sabemos que está el Señor (Sagrario) y es un lugar sagrado, no lo convirtamos en lo que no es.
Vemos, muchas veces, cómo se desvirtúa la sacralidad de los templos porque no estamos en oración, porque estamos charlando con el del al lado o con el de atrás o el de adelante. Incluso, muchas veces, vemos gente arrodillada para poder hablar mejor con el que tiene en el banco de adelante, pero que no se arrodilla para la consagración...
Sí, los pequeños gestos nos ayudan a "meternos" en situación, pues nuestro cuerpo es imagen de nuestro espíritu, y si nuestro cuerpo no está orientado hacia lo que tengo que hacer, poco lo podré hacer, y, aunque guarde una cierta apariencia no siempre estaré haciendo lo que debo, sino que estaré "con la cabeza" en otro lado.
Por eso surge la pregunta ¿soy celoso por el Templo al que voy? ¿Soy consciente que entro en el lugar más sagrado de mi pueblo? Pero, también, surge otra pregunta ¿a qué voy al Templo?
miércoles, 9 de noviembre de 2022
El celo por el Templo
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