Hoy me quedé pensando en esta carta de San Pablo a Filemón, y lo dije en la misa, por eso quería volver a compartirlo:
"He experimentado gran gozo y consuelo por tu amor ya que, gracias a ti, los corazones de los santos han encontrado alivio".
Me parece una hermosa expresión de San Pablo que no sólo es para Filemón, sino, también, tiene que ser para nosotros y, sobre todo, una exhortación llena de cariño y Espíritu: que seamos nosotros portadores de los dones del Espíritu para nuestros hermanos y que llevemos con nuestras palabras y presencia alivio a los "corazones de los santos".
Y al pensar en esto me acordaba de la visita de María a Isabel, que "cuando Isabel escuchó el saludo de María el niño saltó de alegría en su seno", es decir, por las palabras de María llegó la alegría al corazón de Isabel y de Juan en su seno.
Así tiene que ser nuestra vida: un puente entre Dios y los hombres, porque de la abundancia del corazón hablan los labios, y si nuestro corazón está lleno de los frutos del Espíritu, nuestros labios hablarán de ello y llevarán "alivio a los corazones de los santos".
"Por eso, aunque tengo plena libertad en Cristo para indicarte lo que conviene hacer, prefiero apelar a tu caridad, yo, Pablo, anciano y ahora prisionero por Cristo Jesús".
Y esta frase sirve para que cuando alguien nos da un consejo o nos comenta algo, de parte de Dios, para llevar a cabo, nadie nos obliga a hacerlo, sino que Dios pone a sus instrumentos para ayudarme a vivir de acuerdo a Su Voluntad, pero soy yo quien tiene la libertad de hacer o no hacer lo que me dicen.
Por eso san Pablo no obliga a Filemón sino que "apela a su caridad", apela al amor a Dios y a los hermanos, una hermosa manera de decirnos que si realmente amamos a Dios y a nuestros hermanos actuaremos en consecuencia.
jueves, 10 de noviembre de 2022
Apelo a tu caridad
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