Soleminidad de todos los santos. Es la fiesta que celebramos en todo el mundo católico. Pero me gusta pensar que no es sólo la fiesta de aquellos que están canonizados, es decir, los que están en los altares y son exaltados para ser modelos de nuestras vidas. Sino que, también, como llama San Pablo a los cristianos de las comunidades: a todos los bautizados, pues hemos sido todos santificados por el Espíritu Santo que se nos ha dado. Por eso, también, es nuestra fiesta. Una fiesta que debemos celebrar y meditar para nuestro caminar diario, pues ya no somos personas normales, sino que somos, como dice San Juan:
"Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él".
Está claro que muchas veces no nos comportamos como tales, pero que lo somos, lo somos, y eso no nos lo quita nadie, aunque intentemos borrar la página del libro de bautismo. Hemos sido sellados con el sello del Espíritu Santo y eso queda para toda la eternidad.
"Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es".
Es cierto que todavía no hemos, sobre todo algunos, manifestado lo que somos porque nos cuesta mucho ser totalmente fieles a la Voluntad de Dios, por eso necesitamos seguir intentando: acercándonos cada vez más a la oración, a la reflexión de la Palabra, a la vida eucarística y sacramental. Todo eso son instrumentos de Gracia para fortalecer nuestro espíritu y seguir caminando, seguir creciendo y madurando como hijos de Dios, como lo que el Padre pensó desde siempre para nosotros: "santos e irreprochables en su presencia por el Amor".
"Todo el que tiene esperanza en él se purifica a si mismo, como él es puro".
Y la esperanza es lo último que debemos perder, pues la esperanza es lo que nos anima cada día a levantarnos de nuestras caídas, a alegrarnos de nuestras debilidades y a buscar la fortaleza en la única fuente que da Vida: Nuestro Señor Jesucristo. Su Vida es la única que nos fortalece y convierte y nos anima a seguir combatiendo el buen combate de la fe, hasta que lleguemos al Encuentro con nuestro Dios y Señor, dejando, sobre la tierra y la historia una huella de santidad.
martes, 1 de noviembre de 2022
Feliz día de todos los santos
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