lunes, 12 de octubre de 2020

Vivir como hijos

 

La liturgia de hoy, día de la Virgen del PIlar, nos presenta la imagen del Arca de la Alianza, como referencia, también, a la Virgen María, pues en el Arca de la Alianza se encontraban las tablas de la Ley, y, en el seno de María estaba el Hijo de Dios, quien sellaría la Nueva Alianza de Dios con su Pueblo.
Una imagen que nos lleva, también, a nuestras vidas, porque en nosotros, desde el día de nuestro bautismo vive el Espíritu Santo que nos configuró con Cristo, como hijos de Dios. Una imagen que nos lleva a mirarnos y descubrir el "tesoro que hay en esta vasija de barro", pues es el Espíritu Santo quien nos quiere santificar todos los días. Es el Espíritu Santo quien nos transforma y nos orienta para esuchar y vivir la Palabra de Dios, y ser, así, también portadores de la Buena Noticia de la Salvación.
María, la Madre, la Virgen del Pilar, y en cuantas otras advocaciones la recordamos nos invita, siempre, como a Santiago apóstol, a no dejar caer nuestros brazos y seguir sembrando la Buena Noticia en todos los lugares por donde nos encontremos, y vayamos, y, sobre todo, por donde Dios nos envíe.
Porque, como dice Jesús en el Evangelio, o lo deja entender, de nada sirven los títulos que nos den o que nos otorguemos, ni tan siquiera el título de hijos de Dios, si no llevamos a la vida la Palabra que escuchamos y la Palabra que nos dirige el Señor, es decir, si no vivimos la Voluntad de Dios en nuestras vidas, de nada sirve que nos llamemos hijos de Dios, pues no obramos como tales.
Por eso María siempre nos alentará, cuando nuestras fuerzas flaqueen o cuando nos entre la desesperanza a seguir creyendo y, sobre todo, a serguir siendo Fieles a la Vida que el Señor nos dió con su propia Vida, porque si lo recibimos en Su Palabra, y nos alimentamos con su Cuerpo, entonces nada nos puede hacer flaquear, sino que, habitando el Espíritu en nosotros y llevando a Jesús en nuestro cuerpo, estaremos siempre fortalecidos para alcanzar la santidad y sembrar en el mundo la Vida Nueva que nos trajo María y que nos dio Jesús.

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