sábado, 24 de octubre de 2020

Los vientos de este tiempo

Me ha sorprendido para bien la lectura de la carta de San Pablo a Efesios, pues habla de algo que anoche pensaba y decía, pero no me quiero citar a mí mismo, pues no soy tan importante. Pero os vuelvo a citar un párrafo del texto de hoy:
"Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina, en la falacia de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de si mismo en el amor".
No sé cómo se pone en negrita la letra, pero quiero remarcar algo: "para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina". Sí, así me veo o nos veo a muchos de los católicos: niños sacudidos por los vientos de cualquier otra doctrina. Si nos ponemos a analizarnos vamos a descubrir que creemos muchas cosas que no son propia del cristianismo, y, nos dejamos llevar por cualquier doctrina, menos por la católica a la cual pertenecemos.
Como estamos en el mundo y el mundo dice que tenemos que "modernizarnos", ¡zas! los cristianos nos modernizamos y dejamos de creer de en Cristo, o, mejor dicho, creemos en Cristo para que nos cuide, pero no creemos en Su Palabra para que nos guíe, y, por eso, cuando soplan vientos diferentes al evangelio dejamos que nos lleven para donde sea, menos para el lugar donde el Señor ha pensado.
Nos queremos modernizar tanto que hasta hemos perdido de vista cuál es el Centro de nuestra Fe, cuál es la razón por la cual Cristo ha muerto y resucitado. Nos vamos modernizando tanto que ya no importa la Palabra de Dios, ni lo sacramentos, salvo para tomarnos una foto para los bautizos, comuniones y casamientos (si se llega).
¿Cuál es el sentido de ser cristianos? ¿Por qué he aceptado la invitación de Dios para seguirlo? ¿Qué Dios es el que sigo? ¿Cuál es la Palabra que guía mis pasos? ¿Cuál es la voluntad que sigo para vivir? Los vientos de las falsas doctrinas seguirán soplando con mayor fuerza ¿estoy preparado para resistir? ¿Creo verdaderamente que la doctrina que guía mi vida es la cristiana?
A veces parace que ni siquiera nosotros, los pastores, somos parte del Cuerpo de Cristo, pues lo que enseñamos o vivimos no concuerda con lo que Cristo vivió y enseñó, sino que, como dice el refrán: cada maestro con su librito. Y el Único Libro que tenemos que usar es el Libro de la Palabra de Diios, que es la única que se mantiene inalterable y eterna, y, sobre todo que es Viva y Verdadera.

 

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