"En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles".
Dos cosas me hace pensar este texto de la elección de los apóstoles: primero la necesidad que tenía Jesús de estar orando toda la noche para hacer algo que iba a ser importante, no sólo para él, sino para todo el mundo; segundo, que habiendo orado es Él quien elige a los que van a llevar Su Palabra a todo el mundo.
Volvamos a lo primero: la oración. Alguna vez lo he compartido y lo vuelvo a decir: si el Hijo de Dios, que es Dios, necesita pasar toda la noche orando para tomar una gran decisión ¿por qué no lo hacemos también nosotros cuando tenemos que tomar decisiones en nuestra vida? No es que tengamos que elegir a los apóstoles de nuestra vida, sino que cuando tenemos que decidir algo, tendríamos que ponernos a orar para saber cuál es la Voluntad de Dios para llevarla a cabo. Jesús no creo que haya orado para saber cuál de todos los discípulos tenía que elegir, sino para que Su Padre, que era quien le había pedido llevar a cabo esa Misión, le dijera qué era lo que tenía que hacer.
Todas nuestras decisiones diarias tienen que estar sostenidas por nuestra oración, porque todas las decisiones, tendrían que estar apuntando a la Gran Decisión: mi santidad, buscar la Voluntad de Dios para mi vida. ¿Por qué sostenidas por la oración? Porque lo primero que nos surge como hombres son los instintos o la rutina: hago lo que quiero o lo que siempre se ha hecho. En cambio me tengo que preguntar ¿cuál es la voluntad de Dios para mi vida y para este día? Y así, voy consagrando todos los días a la Gracia de Dios, y Él me va dando su Gracia para que mi vida alcance su plenitud en la santidad.
Sobre todo por una razón especial, la segunda cosas: no soy yo quien lo ha elegido a Él, sino que Él me ha elegido a mí para vaya y de fruto y ese fruto sea duradero. Por eso, al decirle que Sí al llamado de Dios, entonces mi vida tiene que estar en consonancia con Su Voluntad, pues he decidio seguirlo y vivir como Él, por eso me ha dado el Espíritu del Hijo y me llamo cristiano, para vivir como el Hijo.
Desde esa opción fundamental de seguir a Cristo y vivir en santidad, tengo que plantearme todas las opciones particulares de mi vida. Ya no será hago lo que quiero o tengo ganas, sino que buscaré en cada momento cuál es la Voluntad del Padre, para alcanzar lo que Él quiere de mí, y dar testimonio de vida a todos los hermanos, que eso es hacer apostolado, y por eso somos apóstoles de la Vida Nueva que nos ha dado Cristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.