sábado, 10 de octubre de 2020

Vivir al máximo

"La ley fue así nuestro guía, hasta que llegara Cristo, a fin de ser justificado por la fe; pero una vez llegada la fe, ya no estamos sometidos al guía. Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús".
Así les hacía comprender san Pablo a los gálatas que la Ley no era que no sirviera más sino que era el guía para un momento determinado, pero ahora que había venido el Mesías y nos había salvado, la Ley seguía siendo vigente pero había algo más que la Ley de Moisés, esta ahora vigente la Nueva Ley de Cristo, que es la que da plenitud a la Ley Mosaica: la ley del Amor.
Porque ha sido el mismo Cristo quien les dijo a los judíos: "no he venido a abolir la Ley sino a darle cumplimiento", y le dio cumplimiento por medio del Amor, un Amor de entrega, genereso y obediente hasta la muerte en cruz.
Por eso, cuando nosotros sólo nos examinamos en los 10 mandamientos, es lo mínimo que podemos hacer. Y es lo que por muchos siglos hemos hecho, y, todavía, hay quienes no comprenden que nuestra vida de fe no es sólo los 10 mandamientos, sino el Evangelio de Jesús, que supone y plenifica esos 10 mandamientos.
Por que, para nuestra vida, no sólo de los que nos hemos consagrado a Dios de un modo especial (curas, monjas, monjes, etc.) sino para todo bautizado en su propia condición, existen los Consejos Evangélicos de pobreza, castidad y obediencia que nos hacen caminar en santidad, junto con los 10 mandamientos y la ley del Amor.
¿Qué es lo que pasa? Que nos hemos quedado estancados en una catequesis de primera comunión y no hemos seguido madurando nuestra fe. Incluso más, porque siendo ya mayores y adultos, hemos caído en la misma trampa que hacemos socialmente: hecha la ley, hecha la trampa. Y vamos aparentando cumplir algo que no llegamos a comprender en plenitud.
Es así que san Pablo ya les hablaba a los gálatas de que no se queden en sólo cumplir los 10 mandamientos, sino que tenían que ir más allá, a la Vida concreta de Jesús, porque por Él hemos sido transformados en hijos de Dios, y es Él quien nos da la Gracia para ser Fieles a esa Vida que Él nos dio, para que vivamos no sólo cumpliendo lo mínimo, sino que aspiramos a algo más alto: "sed santos como vuestro Padre Celestial es santo; sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto". Y ahí radica el Ideal de vida cristiano, en seguir los consejos que nos dejó Jesús en el Evangelio y alcanzar la santidad que Él nos pidió que viviéramos.

 

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