jueves, 29 de diciembre de 2016

Guardar los mandamientos, vivir en el Amor

"Queridos hermanos:
En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.
En esto conocemos que estamos en él.
Quien dice que permanece en él debe caminar como él caminó".
Claro que guardar los mandamientos no es "guardar" en un cajón los 10 mandamientos como cuando guardamos la Biblia en una estantería o en una biblioteca, sino guardarlos en el corazón para poder vivirlos por Amor a Dios. Así lo hicieron María y José y en el pasaje que hoy nos muestra el evangelio: la presentación del Niño en el Templo y la purificación de María.
José y María fueron al Templo a consagrar al Niño y a purificarse la madre, según las prescripciones judías como estaba escrito, sin tener ninguna necesidad de ambas cosas, pues el Niño es Dios y la Madre Purísima, pero ellos eran fieles a la Ley y los Profetas y no podían saltarse ni una coma de su letra, pues no lo hacían por obligación sino porque en ellos brillaba el amor a su Dios y por eso a sus mandamientos.
Hoy en día no guardamos los mandamientos quizás porque no nos acordamos cuáles son, quizás porque nos parecen algo pasado de moda, quizás porque los analizamos muy livianamente y creemos que los guardamos pero sólo guardamos la letra de los mandamientos pero no su espíritu. Por eso el Señor, en la Última Cena nos dio el más importante y que sintetiza a todos los demás: "un mandamiento nuevo os doy: amaos unos a otros como Yo os he amado". Sintetizando así la Ley y los Profetas en el Amor más puro y perfecto, pues Él nos amó hasta dar su vida por nosotros, siendo aún nosotros pecadores.
Por eso San Juan une el guardar los mandamientos al amor a los hermanos:
"Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos".
Y ¿quién es mi hermano? Todo hombre que vive a mi lado, pues "si amáis a quienes os aman ¿qué mérito tiene? eso también lo hacen los paganos? ... Yo os digo: amad a vuestro enemigos, perdonad a quienes os ofenden..." Creo que Jesús con sus Palabras nos ha respondido quién es nuestro hermano y cuál es el verdadero amor que debemos vivir.
Complicado, sí. Difícil, también. Pero no imposible para quién tiene a Dios en su corazón y guarda sus mandamientos, pues su Gracia y su Espíritu iluminan y fortalecen nuestro vivir en el Amor.

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