La lectura del libro del Eclesiástico finaliza con una hermosa frase:
"Dichosos los que te vieron y se durmieron en el amor".
Quizás sea de esas frases que lees sin darte cuenta, pero que un día despiertan en tí algo especial. Y eso es lo que hoy me ha sucedido. Me ha gustado mucho pensar esa realidad y pensando en eso me acordé de algo que me contaba una abuela de su nieto pequeño.
Esta abuela me decía que su nieto se despertaba muchas noches con pesadillas muy feas. Un día ella le dijo: antes de dormirte reza el Padrenuestro y veras como no tienes sueños malos.
Para muchos esto será una tontería, pero no lo fue para el pequeño niño que confió en las palabras de su abuela e hizo lo que ella le dijo.
Al día siguiente el pequeño le dijo a la abuela que no había tenido sueños malos, y así cada noche antes de dormirse hace su oración, para que Diosito lo proteja.
Y ¿qué tiene que ver esto con la frase del Eclesiástico? Ese niño fue dichoso por lo que su abuela le dijo y se durmió en el Amor del Señor, en el amor que su abuela le transmitió, en el amor que su abuela tenía por el Señor que le dio la confianza necesaria para creer en su protección.
Nos es maravilloso poder dormirse en el Amor, es de los mejores momentos de nuestra vida cuando podemos descansar en el Amor de Dios, así como, muchas veces, podemos descansar en el amor de nuestros hermanos, de la pareja, de alguien que sabes que te quiere bien y que da la confianza y la seguridad necesaria para hacerlo.
Cuando llegamos a adentrarnos en la profundidad del Amor de Dios, porque lo hemos conocido, nuestra vida descansa en Él, todo nuestro ser reposa en su Amor, como un niño pequeño en brazos de su madre, así nuestro corazón descansa en el Señor.
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