"Esto dice el Señor, el Santo de Israel:
«Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, no tendrás que llorar, se apiadará de ti al oír tu gemido: apenas te oiga, te responderá".
Isaías le habla al pueblo de parte de Dios, o, mejor dicho, le transmite al pueblo el mensaje de Dios; un mensaje lleno de esperanza para un pueblo que está sufriendo, un mensaje lleno de la ternura de un Dios que está pendiente de su Pueblo, de su gente, un mensaje de un Dios que no se demora en hablarle a sus hijos porque sabe que ellos no conocen el Camino.
"Si te desvías a la derecha o a la izquierda, tus oídos oirán una palabra a tus espaldas que te dice: “Este es el camino, camina por él.”
En cada momento y a cada instante el Señor nos está enviando señales que nos avisan de por dónde vamos caminando, y de cómo podemos hacer para llegar sanos y salvos a nuestro destino final. Es cierto que sus señales no siempre son claras y evidentes, pero es que ahí está, también, nuestro esfuerzo de querer ver, de querer entender pues "a buen entender sobran las palabras" (o algo así)
Más de una vez y más de dos veces nos quejamos de Dios porque nos nos habla, no nos dice nada, nos deja solos y no experimentamos su presencia, su cercanía. Y es cierto no siempre experimentamos su cercanía porque quizás los que nos hemos alejado somos nosotros de Dios pues Él está siempre en el mismo lugar: en nuestro corazón, forma parte de nuestra persona y de nuestra vida.
Alguna vez decimos: no me llama, no ha pasado por mi casa a verme, no me ha preguntado cómo estoy, me ha abandonado... pero... no estás tú también a la misma distancia que esa persona? ¿no puedes tú llamarlo/a o pasar por su casa? ¿No será que te estás creyendo que eres el centro del mundo y no te has dado cuenta que no lo eres?
Por eso Jesús al enviar a los apóstoles a la primera misión les dice:
"Gratis habéis recibido, dad gratis". ¿Qué quiere decir? Todo nos ha sido dado, pues no nos creamos tan ricos como para pensar que todos tienen que venir a mí. Si realmente quiero conservar una amistad, si realmente quiero estar con alguien, ve tú a su encuentro, búscalo, llámalo, no te quedes sentado esperando como si fueras el Rey del Mundo y de la Historia.
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